TEXTUAL
“Gaudeamus igitur”
29 de mayo de 2016 (20:01 h.)
En una nota anterior, hice referencia a que la Carrera de Derecho de la Universidad Católica Boliviana - Regional Cochabamba celebraba su vigésimo sexto aniversario repleta de pletóricos éxitos al servicio de la comunidad y en una búsqueda incesante del bien común
Hubo una manifestación espartana para conmemorar ese medio siglo de éxitos, como debe ser, puesto que los actos rimbombantes y el despliegue de publicidad no son ni afines ni acordes con la academia. Desde sus inicios, las autoridades, mentores y alumnos de la Carrera se hallaban imbuidos del convencimiento de la búsqueda de la justicia. O de, más emblemáticamente y como enseñaron los juristas romanos, dar a cada uno lo que le corresponde, todo en un marco de equidad, de decencia y honestidad, de respeto a los valores humanos y, fundamentalmente, pronto y adecuadamente
Lamentablemente, en nuestros días, aquí, en nuestro suelo patrio, la justicia es una parodia desvergonzada, un recurso para la arbitrariedad, un instrumento del poder omnímodo, de los que lo ejercen autoritariamente para negar derechos y también para encubrir arbitrariedades. Esa situación imperante en el país no puede ser un óbice para continuar y profundizar la búsqueda de la verdad y, consiguientemente, de la armonía social y el bien general. Así lo asume esta Carrera al amparo de los principios que alientan su existencia, que no son otros que las enseñanzas eclesiales: el camino directo a la paz universal es la búsqueda de la justicia
En ese entendido, y consciente de su nobilísima misión, esta unidad académica, luego de laboriosos años de preparación y cumplidos todos los requisitos de la normatividad del sistema universitario nacional, se ha sometido la anterior semana a procesos de evaluación y acreditación nacional, en base al Plan Nacional de Desarrollo Universitario del Sistema de la Universidad Boliviana, al que pertenece plenamente. Una comisión plural de pares, integrada por los representantes de las más prestigiosas universidades del país y del extranjero, ha hecho seguimiento y evaluación de la calidad institucional, planes, programas y currículas de ese ente facultativo, de acuerdo a criterios, indicadores y estándares de pertinencia y calidad para el logro de nuestra misión y objetivos.
Además, se valoró la calidad de los recursos humanos formados. Los profesionales titulados en la Carrera hoy prestan a la comunidad valiosos e importantes servicios en todas las áreas del Derecho y en diversas actuaciones tanto públicas como privadas
El complejo proceso de acreditación es el resultado de muchos años de preparación puntillosa. Fue iniciado en la gestión del otrora director Dr. Mario Senzano Hinojosa, y culminado en la actual gestión a cargo de la dinámica directora, Dra. Mónica Daza Salamanca. El proceso contó con el concurso de docentes, alumnos, egresados y administrativos, todos verdaderos forjadores del éxito institucional. Las nota final conferida por los pares evaluadores en favor de la Carrera de Derecho de “La Cato” alcanzó a 83.23, quizás la máxima a la calidad académica dada en el país a una unidad académica
Desde mi trinchera, no puedo menos que solazarme y unir mi voz de parabienes, entonando mentalmente aquella vieja canción universal que las universidades del orbe corean a su alma mater: “Gaudeamus igitur”.
Hubo una manifestación espartana para conmemorar ese medio siglo de éxitos, como debe ser, puesto que los actos rimbombantes y el despliegue de publicidad no son ni afines ni acordes con la academia. Desde sus inicios, las autoridades, mentores y alumnos de la Carrera se hallaban imbuidos del convencimiento de la búsqueda de la justicia. O de, más emblemáticamente y como enseñaron los juristas romanos, dar a cada uno lo que le corresponde, todo en un marco de equidad, de decencia y honestidad, de respeto a los valores humanos y, fundamentalmente, pronto y adecuadamente
Lamentablemente, en nuestros días, aquí, en nuestro suelo patrio, la justicia es una parodia desvergonzada, un recurso para la arbitrariedad, un instrumento del poder omnímodo, de los que lo ejercen autoritariamente para negar derechos y también para encubrir arbitrariedades. Esa situación imperante en el país no puede ser un óbice para continuar y profundizar la búsqueda de la verdad y, consiguientemente, de la armonía social y el bien general. Así lo asume esta Carrera al amparo de los principios que alientan su existencia, que no son otros que las enseñanzas eclesiales: el camino directo a la paz universal es la búsqueda de la justicia
En ese entendido, y consciente de su nobilísima misión, esta unidad académica, luego de laboriosos años de preparación y cumplidos todos los requisitos de la normatividad del sistema universitario nacional, se ha sometido la anterior semana a procesos de evaluación y acreditación nacional, en base al Plan Nacional de Desarrollo Universitario del Sistema de la Universidad Boliviana, al que pertenece plenamente. Una comisión plural de pares, integrada por los representantes de las más prestigiosas universidades del país y del extranjero, ha hecho seguimiento y evaluación de la calidad institucional, planes, programas y currículas de ese ente facultativo, de acuerdo a criterios, indicadores y estándares de pertinencia y calidad para el logro de nuestra misión y objetivos.
Además, se valoró la calidad de los recursos humanos formados. Los profesionales titulados en la Carrera hoy prestan a la comunidad valiosos e importantes servicios en todas las áreas del Derecho y en diversas actuaciones tanto públicas como privadas
El complejo proceso de acreditación es el resultado de muchos años de preparación puntillosa. Fue iniciado en la gestión del otrora director Dr. Mario Senzano Hinojosa, y culminado en la actual gestión a cargo de la dinámica directora, Dra. Mónica Daza Salamanca. El proceso contó con el concurso de docentes, alumnos, egresados y administrativos, todos verdaderos forjadores del éxito institucional. Las nota final conferida por los pares evaluadores en favor de la Carrera de Derecho de “La Cato” alcanzó a 83.23, quizás la máxima a la calidad académica dada en el país a una unidad académica
Desde mi trinchera, no puedo menos que solazarme y unir mi voz de parabienes, entonando mentalmente aquella vieja canción universal que las universidades del orbe corean a su alma mater: “Gaudeamus igitur”.