Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:01

INNOVACIÓN Y FINANZAS

Madre, una sola y muchas en la banca

Madre, una sola y muchas en la banca
Las madres, esos seres angelicales que se desvelaron para bajarnos la fiebre cuando éramos niños y que se quitaban el pan de la boca para entregárnoslo, han resultado ser extraordinarias administradoras a la hora de gestionar los escasos recursos propios y externos que disponen sus hogares

Estas cualidades las han convertido en importantes protagonistas de la banca, principalmente en aquellos países que presentan elevados índices de pobreza. Por ejemplo, el Grameen Bank (el banco de los pobres) tiene como prestatarias, en un 97 por ciento , a madres de familia. El creador del banco, Muhammad Yunus, las caracteriza como “clientes que manejan el dinero con muchísima precaución, una cualidad que tienen por su propia experiencia al venir de familia de pobres”. Acota que las madres “desarrollan una habilidad para gestionar eficientemente los recursos escasos de la familia, estirando lo poco que tienen con mucho cuidado para que pueda satisfacer las muchas demandas de sus familias; además, tienen una visión a largo plazo y quieren abandonar cuanto antes la pobreza para vivir dignamente”

En el sistema financiero boliviano, hay aproximadamente 50 por ciento de prestatarias. La mayoría de ellas son madres. Este porcentaje va incrementándose desde 39 por ciento en instituciones de la banca, a 45 por ciento en las de Asofin, hasta llegar al 73 por ciento en las de Finrural, lo que confirma que, en los hogares más pobres, la madre asume un rol más visible de apoyo directo a sus hijos

Hay una creciente participación de las madres en la economía y en el ámbito laboral. Se estima que en Bolivia hay unas 600.000 nuevas trabajadoras y, además, un 50 por ciento de la actividad emprendedora está en manos de las mujeres, según el reporte 2014 del GEM (Global Entrepeneurship Monitor), lo que las convierte en un segmento del mercado muy apetecido

El sistema financiero boliviano ha creado para las mujeres y madres productos a medida, líneas y áreas de negocio especializadas e incluso instituciones que se dedican exclusivamente a este  segmento, como es Promujer. Esta institución nació en 1990. Ahora se extiende a países como México, Argentina, Nicaragua y Perú, habiendo desembolsado créditos para este segmento hasta un total de mil millones de dólares, beneficiando a 1.6 millones de mujeres, así como a 6.4 millones de niños miembros de sus familias

Por todo lo que son las madres y su rol protagónico como prestatarias, la banca debe cuidar y respetar sus derechos como consumidoras de servicios financieros. La Ley de Servicios Financieros establece que se debe dar “acceso a los servicios financieros con trato equitativo, sin discriminación por razones de edad, género, raza, religión o identidad cultural; en condiciones de calidad, cuantía, oportunidad y disponibilidad adecuadas a su interés económico”

Aprovecho desde esta columna para felicitar a todas las madres bolivianas y a la mía en especial, por el Día de la Madre. Me sumo al festejo con esta hermosa frase de Neruda que las describe en su verdadera esencia: “Porque apenas abrí el entendimiento vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro, la santidad más útil: la del agua y la harina, y eso fuiste: la vida te hizo pan y allí te consumimos, invierno largo a invierno desolado con las goteras dentro de la casa y tu humildad ubicua desgranando el áspero cereal de la pobreza como si hubieras ido repartiendo un río de diamantes”.