Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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“Golpes blandos”

“Golpes blandos”
En la acalorada participación del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en la Asamblea Legislativa la semana pasada, no solo atacó a cuatro medios de información bolivianos, sino que tejió toda una explicación de cómo Estados Unidos estaría tras los intentos golpistas en países como Venezuela, Cuba, Brasil y Bolivia, con el fin de derrotar a gobiernos autodenominados de izquierda.

Este hilo del tejido de Quintana no recibió mucha atención por cuanto todos los reporteros, acostumbrados a escuchar hablar de afanes golpistas de Estados Unidos o de opositores imperialistas y demás, les prestamos mayor atención a los ataques a periodistas y medios.

Días después, el papa Francisco manifestó su preocupación por lo que llamó los “golpes blandos” que se estarían produciendo en algunos países latinoamericanos. “Le preocupan los conflictos sociales, económicos y políticos de Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina. De pronto se puede estar pasando a un ‘golpe de estado blando’ en algunos países”.

Esta preocupación fue manifestada el mismo fin de semana en que los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Bolivia, Evo Morales, insistían en que los países "revolucionarios, progresistas, democráticos, de izquierda” de América Latina son objeto de una campaña de la derecha internacional con miras golpistas.

Sin embargo, la misión de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) aseguró que en Brasil no hay un golpe de Estado "suave" ni de ningún otro tipo porque existe "un claro respeto por las instituciones democráticas", algo "que no parece ser el caso en Venezuela".

"No creemos —dijo a EFE el representante interino de EEUU ante la OEA Michael Fitzpatrick— que es un golpe de Estado suave o de otro tipo. Lo que ha ocurrido en Brasil se ha hecho siguiendo el proceso legal constitucional y respetando completamente la democracia". Lo dijo al terminar el Consejo Permanente.

El diplomático estadounidense fue el único en rechazar abiertamente la noción de que el proceso de destitución de Dilma Rousseff, suspendida de la Presidencia por el Senado, sea un "golpe de Estado Parlamentario" o "un golpe de Estado suave", como defendieron las misiones de Bolivia, Nicaragua y Venezuela.

Curioso… Muchos analistas de peso han asegurado que, en verdad, lo sucedido en Brasil fue un golpe de Estado, unos lo llamaron moderno y, otros, “blando”. En todo caso, parece haber quedado muy claro que lo hecho por su presidenta Dilma Rousseff, realizar desde el Gobierno maniobras fiscales en el cierre de 2014 y 2015, con el fin de maquillar las cuentas al retrasar el pago de préstamos del Gobierno a bancos públicos, fue realizado en gobiernos anteriores para intentar encajar presupuestos, y que solo a ella se la juzgaría por eso. A pesar de ello, fue separada del Gobierno por parlamentarios de los que casi la mitad están acusados por delitos vinculados a la corrupción.

Al respecto, el Gobierno de Bolivia tiene la posición de que la OEA se estaría haciendo a la del otro viernes sobre la situación de Brasil. "Lamentamos que la OEA no se haya dado ni por enterada de la situación de Brasil, no quisiéramos pensar que la OEA esté apoyando golpes de Estado como en el pasado", afirmó el embajador boliviano ante la organización, Diego Pary.

En todo caso, está quedando claramente sentado que ni Estados Unidos ni la OEA ven nada raro (o no quieren ver), con respecto a lo ocurrido en Brasil y eso es lamentable, mientras en el caso boliviano las señales no son tan claras por cuanto el Gobierno ha lanzado acusaciones a diestra y siniestra, y al haber mantenido durante 10 años un discurso de ataque hacia Estados Unidos, ya no se sabe a estas alturas qué de todo lo dicho es verdad y qué es mentira.