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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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El dictador

El dictador
A propósito de los recientes acontecimientos, uno empieza a ver que estamos viviendo una democracia de baja intensidad que se deteriora cada vez más, siendo el apresamiento del abogado defensor Eduardo León la peor señal: se viola el derecho a la legítima defensa consagrada en la CPE y en tratados internacionales. Buscando en Facebook el grupo “Relatos Cortos”, encontré esta crónica que nos enseña cómo son las dictaduras y cómo, a pesar de todo, terminan.

“Érase una vez un pequeño país. Llevaba más de 30 años gobernado por un general, que en los años 70 había derrocado a un Gobierno democrático con un cruel golpe de Estado. El dictador había acabado con la vida de todos los intelectuales, con fusilamientos masivos. De un plumazo, acabó con la cultura. Los únicos libros que allí se podían leer eran los de la vida del general y la reciente historia. Todos los recuerdos del pasado habían sido borrados. A los niños en el colegio se les obligaba a cantar himnos. Se les inculcaba que la vida en aquel país era la adecuada. Se censuraban imágenes inadecuadas, como una la de mujer en bañador o una película donde dos amantes se besaban en los labios. Aquello era inmoral y pecaminoso.

Un día, el general se sintió mal y cayó gravemente enfermo. Su diagnóstico fue infarto cerebral, los médicos temían por su vida, era cuestión de horas el final de sus días. Un médico cirujano dio una solución. El cirujano había hecho experimentos con animales. Había, con éxito, trasplantado el cerebro de un chimpancé a otro. Era la única solución, harían un trasplante al general. De inmediato, fueron a la prisión para buscar a un donante adecuado. Miraron celda por celda y en la mayoría había presos políticos, enfermos y viejos. Pero en una de las celdas vieron a un joven. Su único delito fue escribir poemas y canciones de amor y libertad. Inmediatamente, fue sacado de allí y ejecutado, con rapidez fue sacado su cerebro para ser trasplantado al general. Después de más de 20 horas de operación, el trasplante fue un éxito. El cuerpo del general había admitido al nuevo órgano. Aquel día fue de fiesta nacional, el dictador viviría sin problemas. Un mes más tarde, el general ya hablaba, aunque no recordaba nada. Dos meses después, recobró la vista. Fue entonces cuando le fueron mostrando la historia de su país, el antes y el después del golpe de Estado. El pueblo aquel día estaba entusiasmado. Después de tres meses, el dictador hablaría por televisión para dar una importante noticia. ‘Queridos ciudadanos —dijo con voz entrecortada—, me han mostrado y enseñado la historia de nuestro país. He visto videos y he sido documentado de mi gestión como gobernante en estos últimos años. Por eso, he firmado la primera sentencia de muerte desde mi operación. Mañana al amanecer seré fusilado”.