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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Argentina le abrió las puertas a odontóloga boliviana

Argentina le abrió las puertas a odontóloga boliviana


Solamente una vez al año Verónica Arce Saavedra (31) puede visitar a su familia en Bolivia. Sus pacientes en Buenos Aires no quieren que sus dientes sean revisados por otros profesionales mientras ella se ausenta.

Hubo ocasiones en las que tuvo que llevar de vacaciones a sus padres al vecino país para cumplir con la demanda de sus pacientes.

Verónica no veía a la migración como una opción para su vida. Su objetivo era estudiar en Buenos Aires, pero las puertas para el trabajo se le abrieron en muy poco tiempo.

Era el 2011 cuando viajó cargada de ilusiones para conseguir el título de especialidad en implantología de la Universidad de Buenos Aires. Las clases no le demandaban mucho tiempo y empezó a trabajar en una clínica donde recibía una buena remuneración por algunas horas de atención.

Las oportunidades para poder ejercer aparecieron en su camino y fue así que de manera paralela a sus estudios decidió trabajar.

La idea de retornar a Bolivia poco a poco se desvaneció y hoy está segura que en el país vecino su carrera tiene un futuro prometedor, por lo que piensa quedarse allá hasta cumplir el sueño de abrir su propio consultorio.

Actualmente trabaja cinco días por semana en una especie de sociedad con una argentina que no es dentista. Ella cobra el 50 por ciento de las atenciones, mientras que el otro 50 por ciento lo administra su socia para pagar el alquiler, los materiales y otros gastos del consultorio.

Los ingresos mensuales de Verónica son aproximadamente dos mil dólares, monto que asegura es imposible ganar en Bolivia trabajando para otro odontólogo o clínica.

Cuando se tituló, su sueldo era el 10 por ciento de lo que ahora gana en el país vecino.

“Apenas me alcanzaba para cubrir mis pasajes y gastos personales, me sentía mal con un sueldo tan bajo”, cuenta.

Ahora, Verónica paga su propio departamento y su sueño es comprar uno y abrir su consultorio.

“Creo que mi trabajo es más valorado aquí que en Bolivia, porque acá la gente busca la calidad y no el precio, entonces no es tan difícil hacer clientes como en Bolivia”, agregó en un contacto con OPINIÓN.

Ella ya cuenta con una matrícula otorgada por el Ministerio de Salud de Argentina y está a la espera de que la situación en el país vecino mejore para montar su propio consultorio.

Como Verónica hay muchos bolivianos odontólogos que viajan en busca de su titulo de especialidad a la Argentina y se encuentran con una realidad diferente para su carrera.

A pesar de estar uno al lado del otro los consultorios dentales son altamente demandados por la gran población que tiene la capital bonairense y porque su gente busca la calidad en la atención.

“En Bolivia, además de caro que es montar un consultorio, un dentista debe esperar años para hacerse de clientela. En Buenos Aires esa es la diferencia, los pacientes siempre están”, menciona.

Verónica tiene colegas bolivianos que como ella fueron a hacer la especialidad y también se terminaron quedándo en el país vecino a trabajar.

Contó que la mayoría de ellos trabaja en consultorios alquilados por argentinos, aunque también hay bolivianos que han incursionado en este campo y arman sociedad con odontólogos de la misma nacionalidad. 

Algunos trabajan sin matrícula

“Trabajar en negro” es el nombre que le ha dado la comunidad boliviana a las atenciones odontológicas que hacen los que no tienen matrícula, contó Verónica Arce Saavedra.

Conseguir este documento otorgado por el Ministerio de Salud de ese país puede costar hasta mil dólares y se requiere hacer una convalidación del título, para lo cual se pasan clases durante cuatro meses en La Plata.

El trámite no es muy sencillo, y es más costoso para quienes se titulan de universidades privadas.

Por esa razón, los bolivianos que deciden ejercer en el exterior la carrera de odontología a veces prefieren trabajar sin matrícula hasta tener los recursos para costear el trámite.

“Hay bolivianos que van directamente a trabajar, no hacen ninguna especialidad, pero a un principio los explotan”, cuenta.



ALQUILERES DE BOLIVIANOS El negocio de las clínicas dentales es tan rentable en Argentina que algunos bolivianos que no tienen esta profesión y cuentan con un capital alquilan ambientes y las sillas para que sus compatriotas que llegan a trabajar puedan ejercer.

Sin embargo, Verónica contó que en estos casos algunos pagan solamente el 20 o 30 por ciento de lo que se cobra por las atenciones.

“En otras palabras son explotados. Recomiendo a los nuevos profesionales que llegan a la Argentina tramitar primero la matrícula para trabajar de manera legal”, señala.