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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El nuevo Defensor y el beneficio de la duda

El nuevo Defensor y el beneficio de la duda
Si a alguien no le fue muy bien en los últimos días fue al nuevo defensor del Pueblo, David Tezanos-Pinto Ledezma. De los 144 miembros del Legislativo, fue electo con 103 votos masistas después de que dicha decisión se la tomara, aparentemente, en la residencia presidencial de San Jorge, con el presidente Evo Morales.

Cuando la gente se enteró de tales detalles, sobre todo en las redes sociales, surgieron las críticas de todo tipo, algunas elevadas de tono e, incluso, discriminadoras, por cuanto hacían alusión a la falta de visión en uno de los ojos del Defensor.

Unos y otros se rasgaron las vestiduras, mientras al frente algunos masistas insistían en que, si bien David Tezanos fue funcionario público hasta hace pocos días, esto no significaba que fuera, necesariamente, masista.

Y, bueno, así está rayada la cancha para el trabajo del flamante Defensor, con clavos, piedras y vidrios cortados antes de que dé el primer paso o demuestre, en los hechos, cuán apegado o alejado del poder estará desde su nuevo cargo.

Lamentablemente, quienes hoy se rasgan las vestiduras parecen olvidar que ninguna de las personas que accedió de manera titular al cargo de Defensor o Defensora del Pueblo lo hizo sin contar con algún aval político, desde Ana María Romero de Campero que tuvo acceso en su momento a la simpatía masista del propio Primer Mandatario hasta el último, Rolando Villena, que también entró con apoyo político.

Y es que cuando se trata de una elección en la Asamblea Legislativa siempre fue así y no solo durante este Gobierno, sino en todos los gobiernos, incluyendo los neoliberales a los que el actual tanto critica.

Las designaciones políticas siempre terminan siendo tales por más de que medien en el camino de la elección parámetros técnicos por la sencilla razón de que los parlamentarios terminan velando por los intereses que creen que están en juego y que no necesariamente coinciden con los del país o, incluso, con los del cargo concreto que está en disputa.

Por esos motivos, debiéramos, tal vez, darle al nuevo Defensor del Pueblo el beneficio de la duda como se lo hizo, en su momento, con Ana María Romero de Campero y Rolando Villena; aunque es evidente que en el caso de David Tezanos su vinculación política pareciera más directa por haber trabajado como director del Servicio Plurinacional de Defensa Pública, dependiente del Ministerio de Justicia, además de haber sido secretario general del contralor general Gabriel Herbas.

Por ello, los próximos días serán decisivos para Tezanos por cuanto, al estar la problemática de las personas con discapacidad al rojo vivo, la manera en que él maneje este asunto, la distancia que ponga con respecto al poder en su tratamiento y la solución que ayude a construir podrían definir cuántas piedras serán limpiadas de su camino o cuántas más serán añadidas.

No será fácil y tendrá que primar en él el sentido común y, sobre todo, una idea clara sobre las responsabilidades que conlleva ser Defensor del Pueblo y no del Estado como parecieran esperar algunas autoridades del Ejecutivo y Legislativo, las que aún no terminan de entender para qué fue creada la figura del Defensor del Pueblo en Bolivia.

Ojalá que quienes estamos en los medios, ya sea tradicionales o en la red, le demos, por lo explicado, el beneficio de la duda al trabajo de David Tezanos porque, lo decimos una vez más, todos los defensores del Pueblo que tuvo Bolivia siempre entraron a ese cargo gracias a la simpatía que, en su momento, lograron despertar entre los políticos, unos más, unos menos. Incluso, unos terminaron peleándose con el poder en el transcurso de los días, en fin, hubo de todo un poco y de ello el Defensor del Pueblo que se fue recientemente puede dar fe.