Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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UN POCO  DE SAL

Saliendo de la cifosis en Bolivia

Saliendo de la cifosis en Bolivia
Técnicamente, se llama cifosis y se refiere al redondeo exagerado de la curvatura en la espalda. El término médico proviene del griego “κύφος”, que quiere decir joroba, y de manera popular se denomina “la joroba de viuda”.

En el texto bíblico al que nos referimos (Lc. 13:10-12), el médico Lucas narra la historia de una mujer que sufría de este mal que la mostraba ante los demás con un aspecto encorvado no agradable. La narración habla de 18 años de padecimientos que de seguro le causaban un dolor severo en la espalda, que habían ido en detrimento de estatura y la habían limitado a un caminar con dificultad y una obvia fatiga por la compresión en sus pulmones. Además, la mujer sufría una pérdida colateral de apetito, afectando todo lo anterior su autoestima y generándole depresión.

Por otro lado, según la filosofía religiosa hebrea, una persona con “semejante enfermedad” solo podría estar viviendo el castigo de Dios por algún pecado, lo que la marginaba y hacía víctima de una sociedad cruel e intolerante.

En ese contexto, la historia narra que Jesús la cura, como curó a muchos otros marginados, pero esta vez en un día en que ninguna actividad debía realizarse. Con ello genera malestar en las autoridades religiosas que insistían que se respeten las leyes aun en contra del “vivir bien” de las personas. Los religiosos hablaban de un “Dios justo”, pero iban en contra de los seres humanos. Jesús, rebelde y revolucionario —y sobre todo consecuente con los valores éticos que derivan de su fe—, va en contra de todo lo que devalúa a un ser humano que sufre.

Dos mil años después, la situación para una mujer con discapacidades no ha cambiado mucho en Bolivia: la marcha de las personas con discapacidad muestra que deben andar a cuestas con su dolor, ante la mirada indiferente de aquellos que abanderan el eslogan del “buen vivir” y también aun bajo la mirada indiferente nuestra.

A quienes nos decimos cristianos, y para aquellos que enarbolan las banderas de justicia, una vez más se nos pide que seamos consecuentes, que haya coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Ellos y ellas nos necesitan. No podemos hacer milagros y devolverles la sanidad, pero podemos ser solidarios porque hoy nos necesitan. No les neguemos ayuda a quienes hoy marchan por un derecho.