Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:15

EL MANDAMÁS DE LA FIFA DISFRUTÓ DE LOS CAPORALES, SE SENTÓ CON EVO, REGALÓ SELFIES Y PROMETIÓ INVERSIÓN PARA EL CAR.

La noche de Gianni y sus estrellas iluminó la Llajta

La noche de Gianni y sus estrellas iluminó la Llajta



Fue “la noche de las estrellas”. No cabe otra síntesis para describir lo que sucedió en la cena de gala que tuvo como agasajado célebre al presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, quien desde las 21:35 capturó las miradas de más de 500 personas allegadas al fútbol boliviano, que se dieron cita en el Gran Hotel Cochabamba para no dejar pasar la oportunidad de sacarse una selfie o estrechar la mano del europeo.

Desde el gobernador Iván Canelas hasta el presidente de Bolívar, Guido Loayza. Ninguno quiso estar ausente. Muchos dirigentes y autoridades se animaron a acercarse a la mesa de Gianni (la número 1) para intercambiar breves ideas sobre el manejo del deporte.

Cuando faltaban 25 minutos para las 22:00, el suizo cruzó las puertas del salón, acompañado por el presidente Evo Morales, el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez, el gobernador Canelas y el ministro Carlos Romero. Un par de selfies entre los invitados dio paso a un sinfin de ellas, como en una suerte de “efecto cascada”. Hasta los periodistas (eran aproximadamente 20) osaron hacerse eco de los grandes honores.

Las 21:48 marcó el inicio de la ceremonia. El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Rolando López, se encargó de abrir el acto. Con constantes elogios dirigidos a la figura del suizo-italiano, el dirigente brindó un discurso que duró siete minutos y que se centró en el “cambio, la renovación y la transparencia” que debe existir en el organismo mundial.

Habló de “regalos” que Gianni trajo consigo. Esos presentes eran ni más ni menos que el exjugador argentino Pablo el Payasito Aimar, el exdelantero de Boca Martín Palermo, el español Fernando Hierro, Roberto Ayala y el exmundialista brasileño Cafú. Éste último fue uno de los más ovacionados.

Le siguió el guaraní Domínguez, quien fue, tal vez, el que optó por ser más desinformal y rompió la estructura protolocar a través de chistes. En su discurso, se refirió al Jefe de Estado como “hermano Evo”, a lo que el Presidente retribuyó con una amplia sonrisa, sentado desde el centro del recinto. Domínguez desafió a Morales a entrar en una apuesta respecto al partido de hoy entre el equipo presidencial y el de los visitantes. “El que gane tendrá que equipar un club” fue la consigna peculiar.

“¿Si empatamos, quién pagará?”, cuestionó Gianni, en lo que significó su primera frase desde el atril mayor. Fue amable, agradeció ser recibido cálidamente en la Llajta, prometió inversión en el Centro de Alto Rendimiento de Vinto (y aseguró su presencia en la inauguración), pero también fue contundente y se refirió a la nueva Ley del Deporte: “Tiene que ser compatible con la Constitución y los estatutos de la FIFA”.

Ya durante la cena, el suizo intercambió palabras y risas con Evo, disfrutó de un número bailable de caporales, escuchó música folclórica, se adueñó de una máscara de diablo y recibió la camiseta de Wilstermann. Eran las 23:44 cuando el Mandatario abandonó el lugar. Minutos después, el agasajado se retiró de su propia fiesta.

“El fútbol va a salvar al fútbol”, es otra frase que se agrega a la lista singular de enunciados creados por Gianni Infantino y que, gratamente, ha surgido en suelo boliviano.