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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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POR ORDEN JUDICIAL, SOFÍA FUE RESTITUIDA A SU FAMILIA. LA JUEZA SOSTIENE QUE ESA TENENCIA ERA ILEGAL

Marcia Torrico enfrenta batallas por una niña y la U

Marcia Torrico enfrenta batallas por una niña y la U



A simple vista está debilitada físicamente, su voz no tiene fuerza y su mirada, perdida, a catorce días de huelga de hambre. Marcia Torrico está envuelta en dos luchas, una por la modificación de la admisión de docentes en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), que mantiene en agitación y cerrada la U; y otra, más larga y complicada, por la tenencia de una niña que ha cuidado, sin resolución judicial, desde cuando tenía dos o tres meses de edad. Ella ha sido restituida a la sus padres biológicos por una jueza, en pleno conflicto universitario.

Aunque los dos problemas de Marcia Torrico no tienen que ver uno con el otro, ella sugiere que el acto de la juez tiene matices de represalia. La jueza explica que, de haber continuado teniendo a la niña, Torrico podía ser procesada por la ley de trata y tráfico, ya que nada legal respalda esa tenencia.

Hoy, conmocionada por la pérdida de una niña que cuidó por casi tres años y que sufre de autismo, según fuentes, se enfrenta a los padres biológicos a los que acusa de pedir dinero para devolver a su hija y, además, de pertenecer a una familia con problemas psiquiátricos. Va más allá y asegura que la madre es la culpable para el estado de la niña, porque “tomó fármacos psiquiátricos mientras estaba en gestación”.

El pasado 25 de mayo, la última batalla por Sofía fue perdida por esta delegada al Consejo Universitario de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Marcia Torrico y su esposo Ariel Román. Pero solo fue una batalla, porque para ellos la guerra por la menor, sigue, según afirman.

Aquel día, por orden de la jueza del Juzgado Segundo de Partido de la Niñez, Silvia Melgarejo, se llevaron a Sofía del seno de la familia Román Torrico, para devolverla a su familia biológica.

Esa decisión, criticada por la Defensoría del Pueblo, un personal del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) e incluso del Arzobispado, generó muchas repercusiones.

Sin embargo, la jueza Silvia Melgarejo develó las causas de su determinación.

Supuestamente la “guarda” de la que hablan los esposos Román Torrico es irregular, pues en la entrega de la niña -cuando todavía tenía dos meses de edad- no intervino ninguna institución de protección a la niñez, que en este caso es la Defensoría.

“Cualquier persona, que no haya estudiando leyes, por mínimo sentido común, debería saber que si una niña no es mi hija, no puedo apropiármela, aún a título que la madre esté mal, sea pobre y demás”, explicó la jueza, a tiempo de agregar que las autoridades no pueden legalizar un acto ilegal, porque el caso de los esposos Román Torrico estaba próximo a convertirse en un delito de trata y tráfico.

Por el hecho de que aparentemente hay dinero de por medio, una orden judicial instruyó la investigación de todas las partes involucradas en este caso.

Y es que, desde todo punto de vista la más afectada es la niña.

Para los esposos Torrico, lo verdaderamente preocupante fue la ruptura violenta de los lazos familiares que forjaron con Sofía.

Aquel 25 de mayo en el que restituyeron a Sofía con sus padres biológicos, el vehículo de los esposos Román Torrico fue interceptado por policías que “golpearon” a Ariel y también a Marcia, según sus propias versiones. “Nuestra hija lloraba y se ahogaba en un ataque de nervios”, recuerda Ariel Román, a tiempo de agregar que Sofía, pese a su corta edad, intentó defenderse pataleando, acción que ocasionó que cayera al piso.

Un policía levantó a la menor de edad, mientras que otros retenían a los esposos para que no obstaculizaran el cumplimiento de la orden judicial.

Cuando Marcia vio que su “hija de corazón” se alejaba, intentó arrojarse ante el vehículo en el que la llevaban . Sin embargo no pudo contra todos los policías.

La juez aceptó que el proceso de separación fue duro, sin embargo indicó que la niña, “como si la sangre llamara”, ya está apegada a sus familiares que viven en Tiraque. Y a la fecha está tranquila.

La familia Román Torrico, interpuso un segundo proceso de guarda. Por su parte Marcia está en huelga de hambre y a diario se extrae sangre de los brazos y la usa para escribir carteles en los que pide que le devuelvan a “su hija”.

Proceso de reinserción debió durar 6 meses

En cuestión de minutos, una pequeña de casi tres años de edad que tiene autismo, Sofía, fue obligada a abandonar el hogar de los esposos Román Torrico, donde vivió desde que tenía apenas meses.

Por su condición, Sofía debe evitar, entre otras cosas, situaciones traumáticas, pero el pasado 25 de mayo fue reinsertada a su familia biológica, en cuestión de instantes y violentamente, según afirma el abogado de la familia “adoptiva” de Sofía, Freddy San Millán.

Agregó que este proceso de reinserción debió durar mínimamente seis meses.

“A la juez solo le interesó cumplir la ley”, aseveró San Millán.

Al respecto, la jueza del Juzgado Segundo de Partido de la Niñez, Silvia Melgarejo, indicó que en reiteradas ocasiones se solicitó a los esposos Román Torrico que llevaran “pacíficamente” a la niña Sofía a la Defensoría de la Niñez, con el propósito de que la restitución sea progresiva, no obstante, no lo hicieron.

La madre, padre y otros familiares biológicos de Sofía estaban dispuestos a participar del proceso de restitución, pero los esposos Román Torrico lo obstaculizaron, según la jueza.

CARTAS Los esposos escribieron una carta que será entregada al papa Francisco, a través de funcionarios del Arzobispado.

“(...) Ellos me cuidaron y curaron todos mis problemitas de salud, ya que nací especial pero solo quiero amor y comprensión; eso las leyes y la justicia no comprenden”, dice parte de la carta escrita por los Román Torrico, a nombre de la niña de dos años y seis meses.

También redactaron otra para el presidente Evo Morales.

Mientras tanto, la familia de la niña, al parecer prefiere evitar a los medios y proseguir con la reinserción de la pequeña. Vanamente se buscó comunicación con ellos, mediante un número móvil, que solo da mensaje de apagado.