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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 20:28

CAF apoya a reclusas para que organicen sus microempresas

CAF apoya a reclusas para que organicen sus microempresas


El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) puso en marcha un programa para ayudar a las reclusas de una cárcel de la ciudad boliviana de La Paz a tener negocios propios sostenibles de panadería y tejidos.

La directora de la Iniciativa de Innovación Social de la CAF, la colombiana Ana Mercedes Botero, explicó a Efe que el proyecto en Bolivia se diferencia de otros similares, en penitenciarias de otros países, en que las bolivianas serán propietarias de los negocios.

Se trata de un modelo novedoso frente a proyectos tradicionales en los que las reclusas trabajan en un sistema de maquila, que consiste en producir desde la cárcel para los contratistas.

"En cambio aquí, ellas son las dueñas. Ellas están produciendo su pan y su tejido. Ellas van a ganar sus utilidades. La innovación a nivel penitenciario es el hecho de que la misma comunidad privada de libertad es la que es dueña de la empresa", sostuvo Botero.

La funcionaria del organismo financiero presentó el programa en la cárcel de la zona sur de La Paz, donde hay unas 250 reclusas, un 70 por ciento de ellas en detención preventiva y muchas viviendo con sus hijos menores, ya que no tienen dónde dejarlos fuera del penal.

El plan para los tejidos está en la fase de elaboración de un catálogo con la producción que podría presentarse en las próximas semanas para su venta.

La iniciativa también busca apelar a los consumidores sobre la importancia de la producción con una marca social, ya que los productos que se compran generan un beneficio directo en la población recluida.

El representante de la CAF en Bolivia, Emilio Urquillas, destacó ante los medios la necesidad de ensayar nuevas ideas para atender los problemas de los centros penitenciarios en Latinoamérica.

Subrayó que la CAF, como banco de desarrollo, "decide construir este modelo de empresa social que contribuye a la generación de capacidades al interior" de la penitenciaria para hacer posible la reinserción social y laboral de las reclusas.

Una de las beneficiadas, Carmen de los Santos Camacho, de 49 años, dijo a Efe que está entusiasmada por la capacitación que recibió en la penitenciaria, y en cuanto salga próximamente de prisión, pondrá un negocio propio de producción de pasteles y salteñas.

"Dios sabe por qué me ha enviado aquí. Ahora estoy aprendiendo algo", dijo Camacho.

La mujer, que cumple una segunda condena por tráfico de sustancias controladas, agregó que no quiere "saber nunca más" de ese negocio ilícito.

Su compañera Deysi Paz destacó que la producción tiene un nivel de calidad e higiene que les permitirá vender sus productos alimenticios fuera de la prisión.