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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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LA MUJER ES REINCIDENTE. COMPAÑEROS Y VECINOS ASEGURAN QUE PERDIÓ OTROS TRES HIJOS. LA PEQUEÑA VÍCTIMA TIENE VARIOS MORETONES Y ESTÁ EN UN ORFANATO

Madre adicta a la clefa golpea a su bebé por llorar y no recuerda

Madre adicta a la clefa golpea a su bebé por llorar y no recuerda



Son las 9 de noche del sábado y la vida nocturna en las avenidas Aroma, Ayacucho y sus alrededores comienza, así también el suplicio de un bebé de apenas seis meses.

Es difícil, a esa hora, ver algún tipo de control en este lugar para evitar la inseguridad ciudadana de la que tanto se habla. Pero, sí se puede ver inhaladores de clefa en grupos, prostitutas, travestis, ladrones, personas ebrias, parejas que entran y salen de los alojamientos, locales abiertos y alguno que otro vendedor. Todos tienen delimitados sus espacios, pero hasta cierta hora.

Si bien no están haciendo "nada malo", con el paso de las horas todo se torna distinto y rige la ley del más fuerte.

A esta hora, Claudia Paniagua, de 27 años, una inhaladora de clefa llega a la Aroma y Agustín López. En su espalda carga en un aguayo a su pequeño hijo de seis meses. Se acomoda en el lugar que siempre frecuenta, sobre la avenida Aroma, y toma un frasco de clefa que se lo lleva inmediatamente a la nariz. Comienza así su noche y la de muchos de estos grupos de marginales compuestos por niños, niñas, adolescentes, mujeres embarazadas, madres con sus hijos, jóvenes y adultos.

UN FASTIDIO Después de cuatro horas, ya en la madrugada, todo se torna aún más peligroso. Estos grupos se apoderan de las calles y hacen lo que quieren, sin temor a nada, ni nadie.

A la una y media, Claudia está acompañada de una pareja que se encuentra bebiendo. Totalmente afectada por el alcohol y las drogas, se duerme o queda inconsciente, no se sabe, pero su pequeño descansa en sus piernas.

La mujer, en la que estaba apoyada Claudia, se levanta abruptamente para seguir bebiendo y ese movimiento hace que el niño se despierte y comience a llorar.

EL SUPLICIO El llanto del pequeño causó tanta rabia a su madre, que no dudó en propinarle una feroz golpiza por cerca de dos minutos, dejándole huellas evidentes en su cuerpecito.

La madre, si se puede llamar así a una persona que provoca tanto daño, lo tomó de la ropa, puso su pie en el pecho, lo arrojó un par de veces al piso, intentó ahorcarlo y golpeó en su pequeño rostro. Esas manos que solo deberían dar caricias, dejaron el rostro amoratado, rasguños y una lesión en la cabeza del bebé.

Un parroquiano lo levantó en sus brazos mientras increpaba a la mujer por lo que había hecho. Unos minutos antes, este hombre se acercó y le hizo una advertencia a la madre, pero ésta desoyó y continuó con más saña sobre ese pequeño ser que llevó en el vientre durante nueve meses.

UN RESCATE DIFICULTOSO Un solo héroe y otros que llegaron después, estuvieron amenazados en todo momento por la presencia de otros inhaladores de clefa.

Los taxistas tuvieron que intervenir para evitar un desenlace fatal para quienes rescataron al bebé. A pocos metros, otro grupo de adictos intentó acercarse para ver lo que sucedía.

Una patrulla se detuvo unos segundos en el lugar y luego siguió con su ruta. Más tarde retornó y arrestó a la madre que protagonizó un escándalo en busca de que le devuelvan a su pequeño. Se arrojó en medio de la vía (avenida Ayacucho) pidiendo a gritos disculpas a su hijo por lo que le hizo.

“Así siempre son cuando se drogan”. “Algunos matan a sus hijos y luego los entierran en la Coronilla”, comentaron los parroquianos y los mismos policías como si se tratase de algo normal y no un delito.

En su último reporte, el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, cuestionó el silencio sobre los infanticidios. En el país, el año pasado se reportaron 73 casos.

SIN MEMORIA Del domingo en la madrugada, Claudia no recuerda nada. Desde ese día hasta ayer deambuló por las calles preguntando a sus allegados y vecinos del lugar si sabían lo que había pasado con su hijo.

No recuerda nada, pero sigue su búsqueda, indican.

El domingo en la mañana, horas después de haber sido liberada de su arresto, volvió a las dependencias de la Estación Policial Integral (EPI) 6 para preguntar si pasó algo unas horas antes y sobre el paradero de su hijo, pero no recibió ninguna respuesta.

Ayer llegó hasta Uyarina-Punto de Encuentro, una Organización No Gubernamental que trabaja con esta población que se encuentra en situación de calle y hasta la Defensoría de la Niñez y Adolescencia en busca de ayuda para recuperar a su hijo.

Quienes la conocen saben que no es la primera vez que esta mujer intenta acabar con la vida del pequeño.

“No le atiende, no tiene un poquito de cariño. Está con su clefa todo el día y le hace oler a su hijo, es terrible” cuenta Teresa, una vecina.

Apuntes.

Hace dos años

El 2013, a Claudia le quitaron otro de sus hijos, un niño de solo un año de vida. Tenía hematomas en la espalda y fue ella misma quien intentó ahorcarlo con una cuerda. No se sabe el paradero de otros dos hijos mayores.

Payasa

La mujer vive en la calle más de 5 años. Intentó rehabilitarse, sin embargo no pudo. Ingresó a un centro de acogida y luego lo dejó. Por un tiempo trabajó como payasa en los shows infantiles. También atendía una churrasquería, pero todo esto lo dejó y volvió a caer en las drogas.

Modo de vida

Algunos adolescentes y jóvenes que tienen la oportunidad de rehabilitarse y encontrar empleo, no lo hacen porque “ganamos más robando que trabajando”, coinciden.

“En un día podemos ganar lo que en un mes”, relatan.

En Cochabamba, un último reporte del Sedeges da cuenta que hay cerca de mil, 977 para ser exactos, personas que viven en situación de calle y cuyas edades oscilan entre los 0 y 100 años. De este total, el 30 por ciento aproximadamente, es decir, 293 son mujeres.

El rescate y el temor de un daño irreversible

Las lágrimas de dolor de este angelito eran incontenibles tras el rescate.

En la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), los policías sospecharon que tenía hambre, por lo que junto a quienes se conmovieron con el caso y periodistas de OPINIÓN que fueron testigos de la brutal golpiza, fueron a una farmacia en busca de leche, una mamadera y pañales. Luego, lo llevaron al hospital Albina Patiño, ante el temor que el daño provocado sea irreversible.

En el lugar lo tuvieron bajo observación por dos horas.

El diagnóstico: un resfrío muy fuerte, hematomas, escoriaciones y una posible lesión en la cabeza que debía ser detectado en el tiempo que permanecería allí. El vómito era una señal de que algo malo pasaba en su cerebro, Más que eso, también se vio que a sus cortos seis meses de vida comía como un adulto. Se encontraron pedazos de cebolla, restos de choclo y cereales enteros, nada que pudiera masticar, porque además no tenía dientes.

La expulsión de todo lo malo, más unos masajes en los pies, a recomendación de la abuelita de otro niño que estaba internado, ayudaron a que pudiera descansar por unos minutos.

“Está arrebatadito”, dijo.

A las 5 de la mañana del sábado 7, llegaron los policías de la EPI 6 al hospital. Tras conocer que el bebé ya fue dado de alta, decidieron llevarlo a un centro de acogida, mientras se contactaba a las autoridades llamadas por ley para defender y protegerlo.

Pocos minutos antes de separarse de quienes lo salvaron de la muerte, el pequeño mostró el verdadero lado de un niño. Comenzó a reir y jugar y luego desapareció en medio de la oscuridad, en los brazos de una “tía”, mamá sustituta del hogar donde fue llevado.

Temen impunidad por mal informe

El informe médico forense y de la Policía ponen en riesgo la sanción a la madre que agredió a su pequeño hijo de seis meses.

Se dictaron cinco días de impedimento a consecuencia de una lesión en la cabeza, según informó la directora de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Marisol Zenteno. En el mismo documento, también se aclara que se debe a una caída, lo que podría influenciar para que sea devuelto a su madre.

“No hay delito”, explicó Zenteno a tiempo de referirse al informe que envió a la autoridad judicial sobre la acogida circunstancial del pequeño en un centro.

Dijo también que se ha pedido un informe psicosocial para determinar la situación del pequeño y que por el momento su estado de salud es estable. La preocupación es mayor cuando en el informe de la intervención policial solo se hace referencia a riñas y peleas en la calle protagonizada por los inhaladores de clefa.

Según Zenteno, no se menciona el intento de infanticidio o la violencia física que sufrió el pequeño en manos de su madre.

“Es muy vago el informe. Está mal hecho”, acotó.

El temor mayor es que el niño vuelva a manos de su madre, como ya lo hizo en una anterior oportunidad. Ella goza ahora de libertad.