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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Libertad en las redes sociales

Libertad en las redes sociales
De acuerdo a la importancia cada vez mayor que cobran las redes sociales como medios alternativos de comunicación, crece también el debate sobre si se debe intervenir de alguna manera para regular su funcionamiento.

En países donde las libertades individuales están limitadas, “sacrificadas” por las libertades colectivas, este control o regulación ya funciona. No todos pueden acceder a esos sitios en la web, y los que lo hacen deben tener en cuenta que sus mensajes pueden acarrearles consecuencias. Estamos hablando de modelos sociales colectivistas, pero también los de libre mercado que se dieron el permiso de reprimir todo cuanto juzgan como terrorismo.

Ahora el debate se va trasladando a sociedades que están orgullosas de las libertades irrestrictas de este medio de comunicación, con la sola condición de tener acceso a internet.

Un elemento que alimenta el debate es la decisión, ayer, del gobierno de Francia que redacta una ley para sancionar a Facebook y Google, si éstos sitios permiten la publicación de mensajes de odio y xenofobia.

La utilización de las redes sociales como medios para dar mensajes descalificadores y de tono que no contribuye a la convivencia democrática, es cada vez más frecuente.

Si hasta hace poco estos medios eran utilizados para propagar mensajes de amistad y otros usos relativamente “particulares” y que quedaban en el campo de las ideas, muchas veces se comprueba que son capaces de contribuir a movimientos como la “Primavera árabe”, el de Indignados en varios países, y, aquí, el del reciente “mega-apthapi”, en La Paz.

Además, por un lado está el riesgo individual, con graves consecuencias para personas especialmente menores, engañadas, y por otra la formación de grupos con objetivos oscuros. En el caso primero, se ha comprobado la comisión de delitos, muchas veces sexuales, usando como herramienta a la red. En el otro, llamados a saqueos de supermercados, en países que sufren algún desajuste socioeconómico, por ejemplo.

Esta situación relativamente desordenada contribuye a que aparezcan ideas para la regulación de las redes.

La pregunta es si se debe hacerlo y cómo. Si se debe limitar las libertades “acostumbradas”.

Lo cierto es que quizás haya solo un sitio desde donde se podría, se puede, y en los hechos se lo hace, controlar lo que decimos y hacemos en las redes: la sede de los suministradores de internet, las empresas que están en EEUU.