“Mi papá siempre ha sido así, de todo se altera, pero ya no quiero que la pegue a mi mamá nunca más”, lloraba ayer una niña de 10 años, mientras le sostenía la mano a su madre, tendida en una cama del hospital Viedma de Cochabamba.

Angélica (nombre cambiado) de 32 años, llegó en ambulancia al hospital desde Ivirgarzama, municipio situado en el Trópico de Cochabamba. Llena de moretones en el cuerpo, Angélica contó que su expareja la golpeó cuando ella le pidió que le pagara los meses de asistencia familiar que le debe por la manutención de la hija de ambos.

El hombre de 35 años explotó en ira y arremetió contra Angélica a puñetes y patadas hasta dejarla inconsciente, en el festejo del cumpleaños de la niña.

“Son dos veces ya que me manda al hospital y me amenaza con matarme, él siempre me ha pegado, cuatro veces lo he denunciado pero cada vez que la Policía lo va a detener, se escapa metiéndose en la sendas del trópico”.

La mujer confesó que vive con miedo. Tiene dos hijas, una de 14 años que fue quien sentó la última denuncia en Ivirgarzama y la menor de 10 años, hija del agresor. “Yo trabajo mucho, de sol a sol por mis hijas pero me ayudaría mucho que él me pague una pensión, pero él me amenaza con quitarme a mi hijita”.

La pareja se separó hace cinco años. El agresor aparece de vez en cuando y recién le organizó una fiesta de cumpleaños a su hija, pero cuando vio a Angélica en la celebración la atacó.

La violencia contra la mujer, ya sea física, sexual, psicológica o económica es un delito según la Ley 348 y se sanciona con distintas penas previstas en el Código Penal.