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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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EL AUTOR PARTICIPA DEL VIII ENCUENTRO DE ESCRITORES IBEROAMERICANOS QUE HOY FINALIZA EN EL CENTRO PATIÑO

Carvalho: “La poesía es Dios y nos hace su personaje en el poema”

Carvalho: “La poesía es Dios y nos hace su personaje en el poema”

Homero Carvalho Oliva (Beni – 1957), escritor y poeta, ha obtenido varios premios de cuento a nivel nacional e internacional, dos veces el Premio Nacional de Novela con “Memoria de los espejos” y “La maquinaria de los secretos”. Su obra literaria ha sido publicada en Bolivia y otros países y traducida a varios idiomas. OPINIÓN pudo dialogar con el autor acerca de su relación con la poesía y la literatura, su participación en el encuentro y la influencia del “Boom” latinoamericano en su obra.
Pregunta (P): ¿Cómo inicia su relación con la literatura y con la poesía en especial?
Respuesta (R): Vengo publicando hace 31 años. Mi primer libro de poesía salió el 2006. Empecé escribiendo cuento, luego novela y finalmente terminé en la poesía. Actualmente sigo escribiendo poesía. Tal vez he dejado la narrativa, sin embargo,  en todos estos años, he llegado a una conclusión. En la narrativa el autor es una especie de Dios creador. Creas tus personajes, circunstancias y el espacio a la medida de lo que narras. En cambio, la poesía es Dios y nos hace su personaje en el poema. Cuando se escribe un poema, está hablando del autor del poeta, a diferencia de la narrativa, que puedes hacer hablar a otros personajes. No necesariamente es tu pensamiento, pero en el poema sí, uno es el personaje. La filosofía me ha ayudado a hacerme las preguntas y responderlas. Es una respuesta a lo que el mundo y el universo me cuestiona permanentemente

P: ¿Qué es lo que la literatura ha hecho por usted?
R: Me salvó la vida, del suicidio. Tuve momentos muy traumáticos en mi vida porque tengo esquizofrenia. A través de la literatura logré superarlos. Me ha dado un cierto equilibrio entre la vida y los seres que me habitan.
P: ¿Cuál es la relación que tiene su región con su obra y esta continúa presente?
R: Sigue vigente, desde que empecé a escribir mis primeros cuentos, que estaban ubicados geográficamente en la parte amazónica de Bolivia, pese a que me crié en La Paz. Siempre toda la parte amazónica ha traspasado mi alma como un hilo por una aguja. Todo lo que escribía estaba cosido con ese color. Después pasé a la literatura urbana, sin embargo noto que mucho de lo que escribo, aunque sea de la ciudad de Nueva York, siempre tiene una influencia de la selva, de los ríos y el agua.
P: Su ponencia “La nostalgia sublevada” ¿Cómo o en qué aspectos se relaciona con la vivencia personal de sus obras?
R: Es total. Empieza desde mi niñez y concluye en el presente. Cuento cómo surge mi vocación literaria. Tiene que ver con dos cosas importantes y básicas para mi existencia. Una es el destino y la otra la vocación. La primera tiene que ver con mi nombre. Mi padre me predestinó al darme este nombre. Cuando era niño le pregunté por qué me había bautizado con este nombre tan feo y grotesco. Él me dijo que cuando aprendiera a leer y escribir me iba a decir por qué. Cuando aprendí a leer me trajo una revista Billiken con ilustraciones. Esa edición contenía la versión resumida de La Iliada. Me dijo te llamas Homero por este señor. A partir de ese momento me sentí muy orgulloso de mi nombre. Ese fue el destino. La vocación nace por un defecto físico. Yo soy tartamudo. De niño no podía ni hablar. En la plaza de mi pueblo nos reuníamos a contar historias. Todos lo hacían, menos yo. Cuando aprendí a escribir dije que me iba a desquitar. Le contaba al papel lo que no podía contarle a los seres humanos.
P: ¿Qué es lo que más le cautiva de la poesía que hace que vuelva a ella, pese a su estrecho vínculo con la narrativa?
R: Lo que me cautiva de la poesía es la posibilidad del asombro, de descubrir, encontrar dentro mío, en cada detalle de la naturaleza, cosas que están siempre presentes y llega un instante en que uno las descubre. Ese momento es el asombro, y hay que darlo a conocer a través de la palabra.
P: Usted dice que para escribir hay que tener algo concreto en la cabeza, que no cree en la “inspiración divina” ¿Existe algún proceso a seguir para escribir y es aplicable a cualquier género?  
R: Tienes que escribir solamente si tienes algo que contar, si no tienes nada que contar no tienes por qué escribir. Eso es forzar las cosas, sin embargo, cuando ya tienes algo que contar, la inspiración es un diez por ciento, el otro noventa por ciento es el trabajo literario. Eso no quiere decir que no haya excepciones. En la poesía te puede salir la obra de una sentada, porque de pronto tuviste un hecho que te conmovió. Puede darse, esa es también la magia de la literatura, que no hay una fórmula precisa para todo.
P: Entonces, ¿el escritor se hace o nace?
R: Nace pero se hace. Puedes tener la vocación, pero si no te cultivas nunca vas a ser un buen escritor. Esto a través de las lecturas, pero no solo por el simple disfrute. El escritor lee para conocer cómo está escribiendo el otro. La técnica que usa, cómo ha resuelto una historia o un argumento. El libro, más que leerlo, tienes que estudiarlo.
P: Usted dice que fue lector del “Boom” latinoamericano ¿Cómo influenció este momento en su carrera?
R: Mucho. Nací a la vida literaria escribiendo cuentos. Sin duda alguna, además de los cuentistas europeos, de los clásicos, como Antón Chéjov o Guy de Maupassant y algunos norteamericanos como Ernest Hemingway o Edgar Allan Poe, los latinoamericanos tienen mucha influencia en mi obra, como Juan Rulfo, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez. La influencia del "Gabo" en mi obra es definitiva. Después de haberlo leído, ví que su escritura era muy similar a lo que había visto en mi pueblo. Niños que nacen con cola de cerdo, chicas que se van volando con sábanas, peces que caen del cielo. Eso se da en el Beni cotidianamente.  Su legado es haber descubierto que la magia está en lo cotidiano, que todo lo que nos sucedía a diario es mágico. La exageración de las cosas nos las puso en evidencia.
P: ¿A qué autores contemporáneos bolivianos sigue?
R: Soy un lector de la literatura boliviana.  No solo leo a los de mi generación, también a los jóvenes. En narrativa entre los grandes escritores se encuentran Ramón Rocha Monroy, Edmundo Paz Soldán, Giovanna Rivero y Gabi Vallejo. En poesía me gusta Eduardo Mitre, Pedro Shimose, Álvaro Díaz Astete y Gigia Talarico.