Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:32

LOS DIRIGENTES AVIADORES INVIERTEN, LOS HINCHAS RESPALDAN, LAS EMPRESAS APUESTAN, PERO LOS FRUTOS SE SIGUEN HACIENDO ESPERAR

Wilster, entre el apoyo y los malos resultados

Wilster, entre el apoyo y los malos resultados





La imagen de Rodrigo Ramallo tomándose el rostro, sin poder contener el llanto, se ha convertido en el mejor icono del fin de un ciclo en Wilstermann.

Pero no solo eso, esa expresión de impotencia que recorrió los medios hace una semana, fue el epílogo simbólico de una constante que se ha repetido durante los últimos cuatro campeonatos de la Liga profesional: la falta de buenos resultados, pese al permanente apoyo de las empresas y el respaldo casi incondicional de una leal hinchada.

Y es que la derrota frente a Real Potosí, y en Cochabamba, caló demasiado hondo en el orgullo de los aficionados que desbordaron el control habitual del Félix Capriles en busca de respuestas, en busca de un desahogo traducido en acciones violentas, o por lo menos la amenaza, sobre algunos jugadores y el cuerpo técnico, a quienes identificó como los responsables de una mala campaña, como un acto casi desleal y arbitrario, como retribución a una apuesta permanente incluso de los dirigentes.

Ramallo fue la cara del desconsuelo y el técnico español Manuel Alfaro se convirtió en el fusible. “Es más fácil despedir a uno, que a 22”, trataba de explicar el jugador Félix Quero, a tiempo de reconocer que la plantilla no responde.

Hinchas, dirigentes y periodistas especializados se preguntan constantemente por qué no reacciona un equipo que cuenta con uno de los mayores respaldos económicos del país. Y que, en teoría, cuenta con una plantilla que debería estar peleando el título nacional en lugar de debatirse en el sótano de la clasificación general.

La crisis que explotó hace una semana apunta a la falta de experiencia de la dirigencia para manejar a jugadores de reconocida trayectoria. También hacia una supuesta camarilla de futbolistas contrarios al método y al sistema de trabajo que intentó implementar el técnico español.

Sin embargo, hay quienes reconocen que la mala campaña se produjo pese a los esfuerzos individuales de algunos futbolistas. Con todo, ahora borrón y, una vez más, cuenta nueva.

Hay que curar las heridas y continuar

“Lo que tenemos que hacer ahora es recuperar el estado anímico”, fue lo primero que dijo el gerente deportivo y técnico interino de Wilstermann, Marcelo Carballo, tras sustituir al español Manuel Alfaro, la pasada semana.

Carballo aseguró que el problema de los jugadores aviadores no solamente pasa por lo físico o futbolístico, sino que también existe un problema de confianza.

“Hay que tratar de que la tranquilidad vuelva al equipo. La gente ha estado protestando mucho, con razón y ello afecta también a los jugadores”, dijo.

Sobre este punto, señaló que hay un clima tenso en el camarín que se refleja en el terreno de juego. Sin embargo, dijo que ello debe modificarse. “Los jugadores no son ajenos a la crítica a la que se ha estado sometiendo a Wilstermann y particularmente, a algunos de ellos. Se ha dicho mucho, que incluso existe una camarilla. Eso les afecta mucho”, explicó Carballo.

El técnico interino de Wilster señaló que confía en el grupo de jugadores y en una mejoría individual, que lleve al éxito colectivo. “Queremos cambiar la imagen que están dejando estos jugadores, porque ellos pueden rendir más”.

Sobre sus objetivos anticipó que la Libertadores sigue en la mira. “No podemos fallar más, lo que pretendemos es conseguir la Copa Libertadores”, dijo.

También reconoció que sus jugadores han estado rindiendo menos de lo esperado. “En general, el rendimiento del equipo no ha sido el que esperábamos. A algunos jugadores les hemos visto mejor. Ese rendimiento debe volver para el beneficio del club”, aseguró Carballo, quien explicó que el pasado sábado vio más actitud.

Opiniones

Óscar Galdo

Ovación

Es evidente que se han cometido errores en Wilstermann. Algunos refuerzos no han rendido a la altura de lo que se esperaba de ellos. Pese al respaldo de la hinchada, el apoyo de empresas y que los dirigentes cumplen, no se ven resultados. Esperemos que la dirigencia no vuelva a cometer los mismos errores para el siguiente torneo y la Copa Sudamericana.

Fernando Romano

Deporte Estelar

La crisis en Wilstermann comenzó con las malas contrataciones. Algunos son buenos, pero la mayoría, muy mayores. Incluso hay intocables. Lo grave es que no hay corazón, no tienen actitud ganadora. Hay mucha diferencia en los salarios y eso divide el camarín. El entrenador Manuel Alfaro no sabía cómo es el futbolista nacional y terminó pagando la cuenta.

Renán López

Performance

El problema en Wilstermann son los jugadores. Tenía el concepto de que los extranjeros vendrían a marcar diferencia y los locales para acoplarse. Pero no ocurrió aquello. Son otros tiempos, hay respaldo, tienen estabilidad, pero no hay resultados y nadie protesta. Tal vez no hay gente capacitada para manejar el equipo y las contrataciones.

Eduardo Arévalo

Codebol

Se quiso ver resultados rápidos tras la aplicación del método que trajo Manuel Alfaro. Pero los jugadores no se adaptaron y la voluntad de los dirigentes no alcanzó. Algunos bajaron mucho su nivel y otros dejaron huecos que no se pueden llenar, como el portero Hugo Suárez. Y se rumorea sobre las famosas camarillas.

Los contratos a largo plazo

“En Bolivia no puede haber contratos a largo plazo”, decía el ya fallecido Alfredo Salazar, pastpresidente de Wilstermann, fundador y titular de la Liga profesional, además de reconocido dirigente del fútbol nacional.

Salazar, destacado en los ochenta y noventa y que trajo al mundialista Jairzinho a Bolivia, aseguraba que el futbolista nacional e incluso el extranjero habían demostrado que no funcionan con ese tipo de contratos. “Se lesionan, dejan de jugar”, decía.

Citaba, casi de memoria, algunos casos puntuales de futbolistas que no jugaban más de tres o cuatro partidos por torneo cuando tenían su contrato asegurado. “Pero cuando haces contrato por partido, los mismos jugadores no fallan un solo encuentro”, completaba la reflexión.

La actual dirigencia aviadora pretendió copiar modelos del exterior, particularmente europeos, donde los contratos se extienden por hasta cinco o seis temporadas. Ello, merced a las buenas actuaciones de las estrellas, cuyo futuro los clubes pretenden asegurar en sus filas.

En este Wilstermann, cerca de media docena de futbolistas, por quienes apostó la dirigencia, tiene contrato por más de una temporada. Algo raro en el fútbol nacional, incluso en estos días en los que se destaca el crecimiento profesional de los jugadores bolivianos.

Casi treinta años después, parecería que Salazar vuelve a advertir. Algunos de los futbolistas que tienen contratos a largo plazo, no realizan pretemporadas completas, no entrenan la semana entera, o simplemente permanecen más tiempo entre algodones que en las canchas.

Camarillas y falta de líderes

Hace una semana el suplemento de un diario paceño citaba al recordado defensor paraguayo-boliviano Ricardo Fontana, quien reconocía la existencia de camarillas de futbolistas que resisten sistemas de trabajo o métodos de entrenadores.

Decía que, sistemáticamente, esa confabulación producía resultados negativos para un club, con el objetivo de sacar al entrenador, que luego de resultados negativos, era forzado a dejar el equipo.

Explicaba que en algunos equipos, como el The Strongest de los ochenta en el que tuvo participación, había un grupo de jugadores unido y organizado por el beneficio del club.

“Éramos jugadores nacionales y extranjeros comprometidos con el club. Mostrábamos en cancha esa unión y el amor a nuestros colores”, decía.

Uno de los últimos símbolos aviadores, el chileno-boliviano Víctor Eduardo Villalón señala que actualmente en Wisltermann “hay jugadores que no sienten la camiseta. Juegan, ganan o pierden y les da lo mismo. Luego se van”.

Antes de la salida de Alfaro, se decía que en Wilstermann había una camarilla que estaba carcomiendo los camarines, confabulando contra el entrenador y produciendo malos resultados. Se habló incluso de una división, de una pugna de poderes entre nacionales y extranjeros. Sobre esto, Alfaro dijo que prefería no decir nada.

Sin embargo, Villalón dice que eso es difícil de saber. “No se puede juzgar. Eso solo lo saben los mismos jugadores, no estamos en el camarín”. Advierte que, por el contrario, la unión de jugadores debe darse para el beneficio del club. “Formamos una gran defensa con Raúl Navarro. Dejábamos la vida, antes de que nos pasen. Sentíamos que Wilster era nuestro. Ya no hay eso”, dice.