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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Hambre en el mundo

Hambre en el mundo
Una de cada ocho personas en el mundo padece hambre. Si bien en los últimos años la muerte por hambre disminuyó en 34 por ciento , todavía hay 870 millones de personas que carecen de alimento suficiente.

Cincuenta y seis países están en una situación "grave" o "muy grave" por sus insuficiencias alimentarias. Eritrea, Burundi y Comores, de África, encabezan el Índice Global del Hambre de 2013. Las principales causas para esta situación son los conflictos armados, las catástrofes naturales y los elevados precios de los alimentos. En la lista de países con una carencia alimentaria "grave" están Guatemala y Bolivia, entre otros. Esa categorización se basa en el porcentaje de personas subalimentadas, el porcentaje de niños por debajo de cinco años que sufren carencias alimenticias y la tasa de mortalidad infantil de menores de cinco años.

Enfrentar el hambre exige un trabajo conjunto con las comunidades afectadas para potenciar su capacidad de resistencia a los desastres naturales. Además de esto, se necesitan políticas que eviten la especulación financiera e incentivos para la producción agrícola. Las regulaciones tienen que incidir sobre la cadena de intermediarios que se enriquecen a costa de los productores y consumidores finales. Entre las acciones que inciden en elevar el costo de los alimentos está la compra anticipada de cultivos, como el elemento central. También influyen las relaciones de compadrazgo entabladas entre acopiadoras y campesinas, el peso calibrado a conveniencia del comerciante frente al cálculo, a ojo, del campesino.

El Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acusó a los especuladores internacionales por provocar una “enorme burbuja en el mercado mundial de alimentos”, aunque los gobiernos atribuyeron las subidas de precios a factores meteorológicos. Por ello se concluye que son decisiones políticas las que explican el hambre en el mundo. El problema está en los modelos agroindustriales de producción que rigen el sistema alimentario y la desmaterialización del mercado alimentario, sujeto a la especulación de precios.

En Bolivia, los detallistas y minoristas obtienen ganancias para el sustento del día, pero los mayoristas acumulan capital y ganancias. Los precios de los alimentos siguen altos, a pesar de las medidas gubernamentales de apertura a la importación de ciertas hortalizas.

La alimentación es un derecho humano básico que debería estar garantizado para toda la población mundial.