No es un misterio, pero cualquier dato referencial sobre exportaciones bolivianas de la gestión 2013 dará por resultado que nuestra “estrella” exportadora será hidrocarburos. Mejor dicho: el gas natural. Sin embargo la proporción de dinero que re-ingresa al sector de hidrocarburos (estatal) por concepto de inversiones (en el sector) no debe representar una gran cantidad de lo que genera. Veamos un poco: por venta de gas natural (materia prima) en 2012 ingresó al país USD 5.428 millones, superando ampliamente a sectores como manufacturas, minería, agropecuaria, etc. El 50 por ciento del valor de las exportaciones bolivianas es por concepto de venta de gas.

Haciendo ejercicios numéricos, de proyectos y conceptuales podemos concluir –basados en estudios que ya cursan en diversas instancias estatales- que un proceso de industrialización a escala de la materia prima (gas) no sólo generará mayores ingresos por concepto de ”renta” sino de generación de “rentabilidad”.

Aquí un digresión: la Bolivia “rentista” que sólo se ocupa de cobrar renta de la venta de su materia prima podría dar el paso cualitativo significativo de ser parte (el Estado se asocia a capitales multinacionales) de proyectos de agregación de valor al gas, generando no sólo nuevos productos sino nuevos mercados receptores, nuevos modelos de negocios y contratos y mayores ingresos por diversos conceptos asociados a generación de dividendos de capitales que desarrollen, por ejemplo, la línea de agregación de valor de gas-química (plásticos, urea, fertilizantes, nuevos productos derivados del gas); o la exportación de LNG que va “de la mano” a producción de GTL (gas a diésel ecológico) o el DME (di metil éter que es un sustituto del GLP) que antes ni se lo mencionaba y hoy tímidamente ya es visto como una alternativa a –por ejemplo- la falta de GLP y combustibles. Naturalmente son proyectos complejos de alta movilidad tecnológica, de capital, de recursos humanos y participación de verdaderos esquemas projec finance (todos aportan algo al desarrollo exitoso del proyecto) pero que muy bien funcionan en otros países. ¿Qué hace falta para ejecutarlos en el país? Quizá la respuesta es conocida: decisión política de avanzar en nuevos modelos de pensamiento, una nueva visión de largo plazo en políticas públicas sectoriales. Ya sabemos que los principales mercados de la “materia prima” boliviana (gas) son Brasil y Argentina. Muchas veces se propuso tener mercados de mandantes especializados en productos energéticos basados en la demanda de plásticos, de diésel, de electricidad y de productos gas-químicos en América Latina, sin hablar del Asia, productos derivados del gas podrían encajar muy bien en esas nuevas demandas.