Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 17:40

La fundación de Cochabamba

La fundación de Cochabamba
Los historiadores David  Pereira Herrera y Juan J.R. Villarias Robles presentaron un libro fundamental titulado: “La ubicación de Qanata y los dos lugares fundacionales de la Villa de Oropesa-Cochabamba. Siglos XV- XVI”

Tuve el honor de estudiar y presentar el hermoso texto de investigación histórica. Luego de disecarlo en sus capítulos esenciales concluí con la siguiente reflexión: “La fundación de la ciudad de Cochabamba tiene un registro histórico prolongado en el tiempo, tres sus protagonistas principales: el Virrey Toledo inspirador y actor intelectual del linaje de los “Condes de Oropesa”, Gerónimo Osorio Capitán de Flandes iniciador de la magna empresa, Sebastián Barba de Padilla el ejecutor.  Como expresa el escritor Eduardo Ocampo Moscoso en su obra “Cochabamba, Núcleo de Irradiación y de Convergencia” no se puede empañar el “elan” impulsor de Toledo, la pertinacia ejecutiva de Osorio, y el cometido corroborante de Barba de Padilla”.

Afirmé que en la adhesión al neohumanismo universal, al término de la lectura del selecto libro surge otro sentimiento de afecto; nos invade generosamente al sentir, con ecuanimidad comprensiva, en la otra mitad de sangre del mestizaje biológico que nos conforma, la abstracción integral del evento heroico, la resultante de verdadera admiración y profundo respeto por el épico proceso, por la construcción de nuestra heredad regional, única en la historia de la nación boliviana.

La humanidad del Valle Central organizada en el asiento de Qanata, indígena tiwanacota, aymara y quechua, de mitimaes, icayungas y chinchas, convivencia de qanas, soras, cotas, y chuis prehispánicos; y la construcción de la Villa de Oropesa criolla e indígena, hispana y colonial; Cochabamba republicana mestiza y campesina, trascendencia esencial dada misteriosamente en el corazón de la Patria.

Sobre la importancia de valorar con ecuanimidad los hechos históricos y el  respeto al mestizaje, expresé a propósito de la Galería de Prefectos en la Gobernación de Cochabamba, y el retiro temporal de las imágenes de cochabambinos notables cuya participación cronológica e historia biográfica debe ser respetada (La Jefe de Patrimonio de la Gobernación, una funcionaria responsable y artista me asegura su pronta reposición); que la historia, desde Herodoto, cualquiera fuese su amplitud y ubicación temporal, desde al ancestro ignoto al pasado inmediato y al presente, con todo el espectro de problemas existenciales, es un quehacer intelectual primordial; que la profundización de su conocimiento, otorga sentido a la existencia, sabiduría, altruismo y proyección hacia el mejor futuro idealista. Negar el pasado es un gesto de ingratitud absoluta propia de ignaros de postergada evolución.

Por ello, convoqué a la lectura-estudio del libro de David Pereira Herrera y Juan Villarias Robles; admiré el esfuerzo cognitivo de su autoría y colaboradores que intervinieron en la obra que se da generosamente al legado histórico de nuestra comunidad como el mejor presente entregado justamente en el aniversario de los fastos heroicos de la independencia regional. Agradecí este excepcional regalo a los 442 años de historia, desde la fundación de la Noble Villa de Oropesa a Cochabamba 2013, pujante y moderna.  A nombre de la Sociedad de Geografía, Historia de Cochabamba, la ínclita sociedad fundada por Benjamín Blanco y Enrique Borda en 1888; por Carlos Blanco Galindo y Guillermo Urquidi en 1925, expresé a David Pereira Herrera, miembro activo de la sociedad, toda la gratitud debida por su labor profesional y los aplausos por sus hallazgos científicos trascendentes. La Dra. Ítala de Mamán sugiere que ésta obra sea estudiada como un patrimonio cultural fundamental; me adhiero a su noble sugerencia.