La sospechosa del incidente con disparos del pasado jueves frente al Capitolio en Washington, muerta tras una persecución de la policía, había sufrido depresión posparto y pensaba que el presidente de EEUU, Barack Obama, la acechaba, según indicaron fuentes familiares y policiales. La mujer, identificada como Miriam Carey, afroamericana de 34 años, tenía un historial de problemas de salud mental. Trabajaba en una clínica dental en Stamford (Connecticut). El doctor Barry Weiss, un dentista, explicó que Carey estaba trabajando para él en enero de 2012 cuando sufrió una caída que le provocó una lesión en la cabeza. Su madre, Idella Carey, comentó que su hija tuvo una depresión posparto tras haber dado a luz en agosto de 2012 y unos meses después enfermó y fue hospitalizada. En su apartamento se encontró medicamentos para tratar la esquizofrenia y otros desórdenes mentales.