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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Revolución educativa: cambios y continuidad

Revolución educativa: cambios y continuidad
La aplicación de la Ley Avelino Siñani – Elizardo Pérez, enfrentará una serie de obstáculos si no toma en cuenta un factor fundamental de la realidad educativa: la cultura escolar. Ésta está constituida por un conjunto de teorías, ideas, principios, normas, pautas, rituales, hábitos y prácticas (formas de hacer y pensar, mentalidades y comportamientos) sedimentadas a lo largo del tiempo en forma de tradiciones, regularidades y reglas de juego no cuestionadas, y compartidas por sus actores (alumnos, profesores, padres y madres de familia) en el seno de las instituciones educativas. El rasgo característico de esta cultura es su continuidad y persistencia en el tiempo.

La Ley de Educación “Avelino Siñani - Elizardo Pérez” promulgada en diciembre de 2010, si bien implica cambios para el sistema educativo boliviano, mantiene también muchas continuidades. En el discurso político se considera que este instrumento legal logrará una “Revolución en la Educación”; el presidente Evo Morales señaló que dicha norma promoverá la revolución educativa, institucional, técnica, productiva, ética y tecnológica en Bolivia. Es necesario reconocer que las nuevas bases, fines y objetivos de la educación permiten sustentar estas afirmaciones, pues consideran que la nueva educación es descolonizadora, antiimperialista, despatriarcalizadora, liberadora, comunitaria, intracultural, intercultural, productiva, entre otros adjetivos, en el marco del “vivir bien”, todo esto en correspondencia con la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia.

Si bien no es posible todavía realizar un balance serio de la puesta en práctica de esta ley, pues las transformaciones educativas se realizan paulatinamente, podemos mencionar algunas posibles continuidades que podrían darse en la educación pese a la ley. Una situación que llama la atención es que el Sistema Educativo Plurinacional y los subsistemas que lo conforman, así como las estructuras de administración y gestión, de apoyo técnico y de participación social comunitaria, son similares a los planteados en la anterior Reforma Educativa (Ley 1565), pese a que la retórica gubernamental señala una ruptura con aquella norma.

Si la actual reforma no logra transformar la gramática escolar boliviana, es decir, la forma en que las escuelas dividen el tiempo y el espacio, en que califican a los estudiantes y los asignan a diversas aulas, en que dividen el conocimiento por materia y otorgan calificaciones; si no logra operacionalizar la descolonización, la intraculturalidad, la interculturalidad, la productividad, etc. para transformar la forma o cultura escolar boliviana, a través de novedosas propuestas pedagógicas y didácticas, puede correr el riesgo de fracasar, es decir, no cambiar nada y quedarse en pura retórica política.

Para lograr esa transformación profunda es necesario conocer las escuelas por dentro, es decir qué pasa en las aulas y realizar estudios sobre la cotidianidad escolar. Asimismo, es preciso desarrollar investigaciones históricas sobre la génesis y evolución de la cultura escolar de las instituciones educativas en Bolivia para aprender de las experiencias exitosas de transformación educativa y aprovecharlas.

Finalmente, es necesario recordar a las autoridades educativas, funcionarios y expertos, que si bien la retórica política puede ser muy llamativa -se habla de una revolución en la educación-, los procesos de transformación en el sector educativo son lentos, pues la cultura escolar es marcadamente estable.