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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Un nuevo Papa

Un nuevo Papa
Contra todo pronóstico salió al balcón de la plaza de San Pedro un jesuita latinoamericano, noticia que dejó sin palabras a los pronosticadores y tocó la sensibilidad del pueblo latinoamericano. ¿Vientos de cambio en la Iglesia? Concluido el Concilio Vaticano II se decía que llegó el tiempo del verdadero cambio. Sin embargo los resultados del mismo no fueron del agrado de las anquilosadas estructuras dentro y fuera del Vaticano. Sucedieron las elecciones de varios papas, hasta que por fin se eligió a quien cristalizaría la transformación.

Llega Juan Pablo II, con una imagen piadosa, firme y serena. Al leer entre líneas la elección del papa polaco se dio en un contexto bastante particular. Una de las tareas fundamentales de su pontificado fue la de erradicar por completo el “comunismo” de Europa, aplacar los movimientos emergentes en América Latina, en consecuencia “limpiar” a la Iglesia latinoamericana de la teología de la liberación, tantas veces satanizada, cual mayor herejía de la historia.

En contraposición se fortaleció a movimientos ultraconservadores pre y post conciliares. Son un claro ejemplo: Comunión y Liberación, los Legionarios de Cristo, Opus Dei, Los Heraldos del Evangelio, además de grupos y asociaciones de laicos. A los mismos se les donó no pocos privilegios a pesar de que algunos de ellos estaban envueltos en una serie de escándalos públicos. En definitiva, el poder nunca dejó sus privilegios más allá de las apariencias. Posteriormente el pontificado de Benedicto XVI se vio acorralado para hacer cumplir la tan utilizada sentencia: “fue un Papa de transición”.

La elección del nuevo Papa fue enfocada desde la euforia, desde la emoción. El papa Francisco llega en un momento particular para la Iglesia latinoamericana. En su proceso de liberación más allá del discurso, los pueblos de América Latina resurgen en movimientos claros y contundentes. Por todas partes se busca sustituir el deshumanizante sistema de mercado. Emergen movimientos que llaman a la diversidad, al aceptar al otro, trabajar juntos sustituyendo los criterios de homogenización de occidente. Ante este panorama las cúpulas se ven amenazadas abiertamente en sus intereses de poder. Se oyen voces escandalizadas que advierten que se pierde la “tradicional” fe del pueblo latinoamericano. Podemos decir entonces que la elección del papa Francisco no es casual, se busca re-direccionar el supuesto alejamiento de los fieles católicos de Latinoamérica, además de acallar las voces divergentes. Los conservadores nos presentan una vez más un Papa con mano dura, pero revestido con un guante de seda que en apariencia nos llevará a la ansiada transformación de la Iglesia.