Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

Oruro, aeropuerto sin aviones

Oruro, aeropuerto sin aviones
Es paradójico, el Sr. Morales quiere inmortalizar su nombre en el bronce de un aeropuerto sin aviones. Empecinadamente, el debate político consideraba "vital" y la culminación de un sueño, la construcción de un aeropuerto “internacional” en Oruro, pero ¿tiene esta infraestructura, ventajas estratégicas para la economía y el turismo? ¿es económicamente viable? las autoridades regionales no consideraron que darle el rótulo de “Internacional”, no sube automáticamente el “estatus” de su ciudad, por la sencilla razón de que quienes deciden si un aeropuerto es y se hace “Internacional” no son las autoridades públicas, tan entusiastas como inocentes, sino las líneas aéreas, cuyos ejecutivos establecen si un aeropuerto es o no apto para operar desde y hacia él, rigiéndose por patrones de rentabilidad y no por emotividades o deseos regionales.

Los proyectos de infraestructura no tienen que responder a las presiones sociales o regionales, sino a su viabilidad técnica y económica financiera. La falta de estudios realistas y la ineptitud en la gestión, apuntan la responsabilidad directa, de este "despilfarro" en la construcción de este aeropuerto, al Gobierno y también al Comité Cívico, por la presión insensata ejercida, esgrimiendo el agravio comparativo respecto a La Paz, en materia de comunicaciones.

Su fracaso previsible exigió ya 17 millones a una comunidad empobrecida y se requiere otra suma igual para completar sus instalaciones, el que una vez terminado no tendrá vuelos. Los vuelos comerciales no aterrizarán allí, excepto el TAM militar, obligado a perder. El aeropuerto no atraerá turistas, excepto en carnaval. A la lista del bochorno del aeropuerto sin aviones de Potosí, se suma el de Oruro, con mucha publicidad oficialista pero con poca proyección económica. Las autoridades, con mayor inteligencia y racionalidad podrían haber decidido invertir el dinero en mejorar su red de carreteras hacia el Pacífico y el interior del país, lo que les permitiría encaminarse a un desarrollo más acelerado. Y ahí lo tienen, es un aeropuerto para las personas, un paseo peatonal, cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar la terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si hubiera aviones para despegar o aterrizar.

Ni la Gobernación, ni un hipotético concesionario suicida, tendrán la capacidad para mantenerlo en operación, el bajo tráfico de pasajeros lo hará insostenible, resultará absolutamente antieconómico y terminará siendo un lastre para el Estado, que está obligado a subvencionarlo.

La situación es endiablada: La imagen del fiasco sobrevuela Oruro, pero este símbolo del despilfarro tendrá un beneficio: "la gloria personal" del presidente.