Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 22:07

30 años de cárcel

30 años de cárcel
Se está pidiendo 30 años de cárcel para los que ejerzan violencia en contra de las mujeres, como se ha pedido también en contra de violadores o secuestradores; en una faceta simplemente represiva del delito.

Pero lo que olvidamos o no queremos ver es que la educación, en muchos aspectos, es la que tiene que ver con el aumento del índice delictivo, con la violencia y con la imitación de actitudes que los medios de comunicación, especialmente audiovisuales, emiten indiscriminadamente en: informativos, series, novelas o la estulticia juvenil que irrumpe en los espacios sin apenas preparación alguna y habla sin conocer de temas, como el del mar o la actualidad; que da grima.

Si tenemos excesiva violencia en la convivencia familiar, no se va a acabar con la prisión de 30 años o la perpetua y ni siquiera con la reposición de la pena de muerte. Lo que hay que hacer es buscar las soluciones en el sistema educativo que está muy expuesto a la ignorancia, a la majadería y la arbitrariedad no únicamente de “maestros”, que no lo son sino de organizaciones sindicales que tampoco asumen esa función sino la de simples y partidistas usufructuarios de cuotas de dinero y de poder.

La manifiesta ignorancia y desinformación de la mayoría de nuestros padres de familia, sólo se puede enmendar en las aulas; lo mismo en las de primaria como de la universidad; cosa que no ocurre por cierto cientificismo que aleja la ciencia y la cultura en general de esos ambientes; a tal punto, que vivir alienado, alejado de la realidad, como simple y vulgar imitador y consumidor es estar “en onda” o de acuerdo a la moda. Hay pues que dedicarle más interés y preocupación a lo que se enseña y no se enseña en las aulas, a la preparación de los docentes que sólo excepcionalmente responden a las exigencias, a esa suerte de interferencia crónica de seudo sindicalistas que han perjudicado y siguen perjudicando varias generaciones con total impunidad.

El fomento a la violencia, a la discriminación se siembra en las aulas, se exacerba en ellas y hasta se hace moda en esos ambientes. Hay que buscar la forma de mejorar el sistema desde el jardín de infantes hasta la Universidad, haciendo especial hincapié en la formación de los recursos humanos que fungen como profesores, como de los que egresan como aptos para la vida social y económica del país.

Sabemos que la cárcel no regenera ni mejora, por mucho que se pase en ellas toda la vida, ¿por qué no ir a la fuente misma de los problemas que está en las aulas y los hogares?