Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 08:49

AQUEL NIÑO QUE DESLUMBRABA EN LOS 90 Y QUE FUE NOMBRADO COMO MEJOR JUGADOR INFANTIL DE EUROPA CON EL REAL MADRID, SUPO ENFRENTAR UN CÁNCER Y HOY PASEA SU FÚTBOL CON WILSTERMANN

Berodia, la clase sigue intacta

Berodia, la clase sigue intacta



Se ha metido a la hinchada “aviadora” en el bolsillo a pura humildad, pero ante todo, fútbol.

Es el español Gerardo Berodia que juega en Wilstermann desde hace unas tres semanas y quien en este breve lapso ha conseguido dos cosas:

Conquistar a la prensa local y nacional, que no termina de derrochar sus mayores elogios cada partido. Y demostrar con creces por qué fue nombrado como el mejor jugador infantil de la Nike Cup de Europa en 1995 con el Real Madrid español.

¿Pero qué hace un español de ese nivel en nuestro medio? Resulta que para Berodia nada ha sido fácil y su vida es una historia que incluso pudo tener un desenlace fatal.

Su llegada a Bolivia es el epílogo de una increíble historia de superación personal que comenzó en el otro lado del Atlántico y que hoy continúa en Cochabamba.

Y es que Berodia logró meterse en la crema del fútbol internacional y fue una de las promesas de Europa. Pero poco después pasó a pelear por seguir con vida.

Cambió el sueño de convertirse en una superestrella del fútbol por el anhelo de no perder una pierna y poder volver a caminar.

Pasó de ser la promesa del fútbol europeo a convertirse en un desempleado convaleciente en un abrir y cerrar de ojos.

Parecía el eje de la historia bizarra de un drama japonés, sin embargo es parte de la vida real.

Nacido en 1981, Berodia destacó desde muy pequeño gracias a una zurda prodigiosa para el ataque, a su clase, a una pegada letal y a su pase generoso y casi siempre impecable.

El portal español vavel.com.es en una nota sobre la transferencia del jugador al fútbol boliviano titulada “Berodia, un grande contra la fuerza del destino” refleja cómo con tan sólo diez años ya deslumbraba en el fútbol.

Cómo mientras jugaba en el Alcorcón la “Casa Blanca” llamó a su puerta. Y cómo con el 10 en la espalda, compartió su infancia en el Real Madrid con niños que acabarían marcando historia en el fútbol español y mundial como Iker Casillas.

En 1995 fue nombrado “mejor jugador infantil de Europa” tras ganar con su equipo la “Nike Cup”. Entonces su tobillo le bajó de las nubes. Un tumor en el pie le alejó de las canchas.

El mismo Berodia cuenta en un reportaje de televisión para el programa español “Punto Pelota”, cómo los médicos le dijeron que era muy posible que perdiese la pierna.

Entonces comenzó una pesadilla. Una operación y varios años de recuperación le permitieron volver a jugar, pero ya no en aquel nivel. Tanto así que en un momento el fútbol no le alcanzaba para vivir.

Pero a los 30, en 2011 llegó al C.D. Lugo y volvió a lucir la 10 y a hacerse figura, tras pasar por Navalcarnero, Leganés, Zamora, Ponferradina, Conquense, todos de la segunda división española.

Ahora, en Wilstermann, como dice vavel.com “la clase de aquel niño que deslumbraba... todavía sigue intacta”.

ANÁLISIS

Berodia, un luchador de verdad

RICARDO BAJO H. - Periodista

Gerardo Berodia, la nueva sensación de “Wilster”, tiene una historia particular a sus espaldas; un relato épico de superación y orgullo; una lección de vida. Sus inicios fueron en las inferiores del Real Madrid, en la “cantera” madridista. Fue compañero de estrellas como Iker Casillas y en un torneo juvenil europeo fue elegido como el jugador con más proyección del viejo continente. Su zurda exquisita, ésa que ya conocen los hinchas “rojos” en el Capriles, sus pases al vacío y su inteligencia en la mitad de la cancha ya asombraban. Pero entonces el juguete se rompió. Una grave lesión en el tobillo lo alejó de los estadios e incluso puso en riesgo su vida cotidiana, más allá del fútbol. Después de muchas operaciones arriesgadas -e inéditas incluso- Berodia logró su sueño: volver a verse como futbolista, sentir el olor de un vestuario, experimentar la adrenalina que se percibe segundos antes de un partido importante. Deambuló por varios equipos para acabar en la segunda división, en el Lugo, donde era conocido como el sobrenombre de “Mago”. Berodia es el viejo “diez” del fútbol de antaño, desaparecido por las tácticas modernas y la velocidad propia de atletas con que se mueven hoy los equipos. Quizás por eso, Berodia y su representante pensaron en Sudamérica para una tercera oportunidad. El estilo más pausado, con menos marca, con más tiempo para pensar y meter ese pase mortal del fútbol sudamericano en general y boliviano en particular es el Edén para el nuevo “torero” del Capriles. La casualidad hizo que a principios de enero coincidiera con Berodia y sus representantes en el vuelo Madrid-Santa Cruz de BOA. Berodia estaba ansioso por saber cosas de Wilstermann, de Cochabamba y del fútbol boliviano. Y me contaba de su estilo sobre el césped, de las ganas locas de traer a su familia a la “Llajta” y de esos deseos inmensos por agradar a la hinchada “aviadora”. Creo que va camino de lograr paso a paso todos sus sueños. Sólo un consejo, compañero Berodia, el pase de pecho torero se hace con la mano mucho más abajo.