Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Hace tiempo

Hace tiempo
A estas alturas y por los datos que se conocen de manera pública alrededor del caso Jacob Ostreicher no cabe duda alguna que el equipo de Directores y Asesores del Ministerio de Gobierno a la cabeza de Fernando Rivera y Boris Villegas, convertidos en una especie de líderes de una verdadera organización criminal se dedicaron durante todos estos años a extorsionar a decenas de ciudadanos bolivianos, para por esta vía alcanzar de manera vertiginosa un enriquecimiento ilícito que luego del abandono del poder político les permita vivir en el exilio dorado.

La organización criminal que montaron contó con el auxilio “eficaz” y “eficiente” de gran parte de representantes del Ministerio Público (fiscales) de nuestro país, convertidos de esta manera y en los últimos cinco años en una versión remozada de los paramilitares o represores de ayer del pueblo boliviano, y cuyo trabajo estaba asegurado y/o garantizado por varios jueces completamente venales que en unos casos actuaban a cambio de recibir un sinnúmero de beneficios o favores de parte de quienes detentan hoy día el poder político y en otros casos actuaban bajo el temor y el miedo sembrado por estos “modernos represores”, sucumbiendo así ante los designios de algunos poderosos de hoy, dejando en consecuencia una triste y lamentable imagen que el “nuevo Órgano Judicial” de hoy día proyecta a lo largo y ancho del país.

Ante este cuadro de descomposición moral y ética que muestran altos funcionarios públicos parapetados en Ministerios tan importantes como el Ministerio de Gobierno y el Ministerio de la Presidencia cabe una interrogante ¿ el ministro de Gobierno, Carlos Romero, ignoraba en verdad todo esto que acontecía a su alrededor?, me atrevo a afirmar que sí, que el ministro Romero desconocía estas terribles circunstancias dado que el equipo de Directores y Asesores que hoy guardan detención en la cárcel de “Palmasola” fue designado hace mucho tiempo atrás y cuando Romero precisamente no ocupaba la cartera de Gobierno, y que en consecuencia dichos Asesores, delincuentes comunes hoy día, habrían sido designados por el exministro de Gobierno, Sacha Llorenty.

La olla de podredumbre destapada en el Ministerio de Gobierno y que hoy se cocina a fuego lento a raíz del caso Ostreicher nos indica claramente lo que quedó con una especie de huella anterior al actual Ministe|rio de Gobierno.

Hechos tan paradójicos sólo acontecen en un país contradictorio, enfrentado y confrontado.