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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Elecciones, voto y sistema democrático

Elecciones, voto y sistema democrático

Límites.

La democracia a través de los ciudadanos brinda un poder a sus gobernantes que tiene sus límites, puede ser revocado en las urnas o disminuido en la representación parlamentaria.

Se sostiene, casi de manera general, que el voto es la esencia de la democracia y que se trata de una expresión final o última en un acto en que los ciudadanos acuden a las urnas para favorecer con su voto a uno u otro candidato de su preferencia. En el acto de votar del ciudadano, se dice, existe una decisión personal que entrega parte de su vida, de sus principios y de su misma libertad a un candidato para que lo gobierne durante un período de tiempo constitucional.

De tal modo que la gente le entrega un poder de decisión al líder, fenómeno que es considerado necesario hasta en las más pequeñas agrupaciones sociales, donde el surgimiento del líder y su reconocimiento se imponen por la determinación de una mayoría. Los procesos electorales están íntimamente relacionados con el voto y el sistema democrático.

Sin embargo, de que muchos tratadistas resaltan la importancia de tales conceptos en la teoría y la práctica, otros consideran que el acto de votar es importante pero no mucho para la vida democrática, porque lo más importante es la existencia de instituciones y prácticas democráticas como la separación de los poderes estatales, o sea, del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el cumplimiento de un Estado de derecho y una prensa libre de temores.

Se afirma también que el fin de una democracia moderna está en que los ciudadanos pueden pedir a sus gobernantes que rindan cuentas a través de sus representaciones parlamentarias.

Todo esto es importante, desde las visiones en que consideran que el acto de votar es inherente a la democracia, junto con el proceso electoral, hasta los que entienden que la significancia mayor está en el respeto a la independencia de los poderes u órganos del Estado.

Lo que sí no queda en duda es que los procesos electorales hasta llegar a su culminación con el voto ciudadano definen el destino de los ciudadanos. Elecciones como las de Venezuela, marcan a través de sus resultados, el rumbo de un país, de una visión política y social desde la óptica de los gobernantes elegidos, pero también una forma de comprender la democracia. Durante los últimos tiempos en algunos países de América Latina la apertura de la democrática a nuevos sectores y segmentos sociales se ha constituido en un hecho fundacional.

Se habla de una democracia participativa de mayor espectro donde se han presentado nuevos actores políticos y sociales, dejando atrás a grupos consolidados por su poder político, social y económico. Éste es un avance significativo en los procesos electorales, en el voto y en la democracia, concebida desde otra mirada que rompe esquemas pasados.

No se puede negar que los métodos o acciones para lograr estos objetivos no siempre resultan los mejores porque en el ejercicio del poder, el discurso tiende a presentar situaciones que polarizan a la gente. El ejemplo de Venezuela de cómo llegó a las urnas es innegable y del rumbo que tomará a partir de los resultados en una extensión de una práctica democrática y de un sistema que ha sido rebasado precisamente en lo que muchos consideran parte fundamental de la democracia, más que el voto y el proceso electoral y que es la independencia de los poderes del Estado. La democracia a través de los ciudadanos brinda un poder a sus gobernantes que tiene sus límites y por ello mismo ese poder puede ser revocado en las urnas o cuando menos disminuido en la representación parlamentaria.