Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 12:31

LOS QUE PIERDEN. LOS EFECTOS SON PARA LOS TRABAJADORES Y SUS FAMILIAS, PARA EMPRESAS COLATERALES Y PARA EL PAÍS QUE CADA DÍA PIERDE MILES DE DÓLARES QUE SE VAN AL EXTRANJERO EN UNA SANGRÍA DE DIVISAS.

AeroSur: Desempleo y fuga de divisas

AeroSur: Desempleo y fuga de divisas
Algunos resquicios de esperanza sobre la posibilidad para que la empresa de aeronavegación AeroSur pueda otra vez levantar vuelo, quedan sellados porque los tres planes presentados por el inversionista William Petty que prometía reactivarla, fueron rechazados por el Gobierno por ser insuficientes.

La de AeroSur es una historia casi calcada a la del Lloyd Aéreo Boliviano, con la diferencia no menor de que esta última tenía bienes, es decir patrimonio, en tanto que la primera fue y es una empresa fantasma, sin bienes.

La crisis en esta empresa empezó a conocerse a mediados de febrero pasado cuando el Servicio de Impuestos Nacionales cobró una abultada deuda y para ello dispuso la retención de sus ingresos por venta de pasajes. La empresa empezó a menguar los vuelos hasta paralizar sus operaciones. La última esperanza la depositaron los trabajadores y los socios en el estadounidense William Petty que ofreció una inversión aunque insuficiente. Los accionistas, parte fundamental de esta otra triste historia de la aeronavegación boliviana, rehusaron invertir en la reactivación, tampoco quieren pagar las deudas aunque sí buscan tener réditos del riesgo compartido.

La empresa ya en su estertor final enfrenta su propia realidad y el Gobierno que asegura ha realizado un estudio pormenorizado de las opciones de salvataje, considera que la única salida es la quiebra por fraude para que los trabajadores puedan recuperar salarios y beneficios sociales.

Más allá de estas consideraciones, lo que hay que analizar son los efectos de esta nueva tragedia económica aerocomercial. El primero tiene relación con los trabajadores, es decir con la desocupación que golpeará a las familias de 1200 y a grupos empresariales de servicios de provisión y colaterales que mueve la economía de la empresa. En este ámbito la desocupación de un sector numeroso de bolivianos es un golpe rudo, mucho más en un país donde las posibilidades de crear empleos formales son complicadas. En todo caso los trabajadores esperan el cumplimiento del pago de sus salarios y beneficios con la quiebra en un proceso judicial dilatado y en una empresa que no tiene bienes a no ser de los socios.

En el ámbito externo los efectos son también preocupantes. Cada vez que una línea nacional quiebra, en un mercado reducido, los que aprovechan son las empresas extranjeras, lo que significa que en sus operaciones se llevan miles de dólares. En el país operan cuatro internacionales que haciendo estimaciones muy conservadores relativos al número de pasajeros con un promedio de 170 al día, y el costo del pasaje estamos hablando de una fuga de divisas superior a 350 mil dólares también por cada día.

El cierre de una empresa aérea perjudica al país, otras líneas aprovechan los vacíos, se llevan plata y los pasajes se encarecen afectando a los viajeros bolivianos.

En la hora del balance final hay que preguntar ¿quiénes son los responsables? En el Lloyd Aéreo Boliviano, varios: la capitalización, los corruptos y las mismas autoridades que a su turno no supieron realizar labores de fiscalización y permitieron la hecatombe. En el presente caso, los accionistas, la corrupción y también las autoridades que no alertaron a tiempo sobre las deudas e incumplimiento impositivo y de otras obligaciones por ley. Dejaron pasar.

Es la historia repetida y un duro golpe para una país donde la aeronavegación comercial es primordial por sus características geográficas, para su desarrollo  y  su vinculación con el mundo.