Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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El frío no es igual para todos

El frío no es igual para todos
Las temperaturas de la noche y madrugada, que en Cochabamba oscilan entre los 0 grados, es soportable, si no desapercibido, cuando las personas están en una cama caliente dentro de una habitación que no deja colar la brisa helada, y luego de haber tomado alimentos reconfortantes. También para los que están afuera, abrigados por chompas y chamarras.

Esos mezquinos grados que marca el termómetro hacen temblar y enfermar a estas otras personas que carecen de aquellas comodidades. Los que tienen por techo el cielo, por lecho unos cartones y por abrigo los plásticos que han reunido durante el día. “Dueños” de un rincón de la calle no consiguen conciliar sino un sueño liviano aguijoneado por el frío.

Cada vez que llega el invierno afloran en algunas personas los buenos sentimientos, la filantropía, y de las autoridades que entonces sí reparan en la pobreza extrema que sufre gran parte de la población.

De cualquier manera, sean los que fueren los motivos, los pobres entre los pobres, se ven agasajados con un caldo caliente y el alojamiento que sus cuerpos agradecen.

Durante el resto del año, los transeúntes pasan al lado de estas personas sin advertir su presencia y menos su dolor.

Las iniciativas de los buenos samaritanos y de autoridades municipales no dejan de ser un paliativo con término definido por la temperatura. Sin embargo, gente tan necesitada no se detiene a pensar los matices de una ayuda que agradecen, y la reciben con una amplia sonrisa de gratitud.

Dejado el invierno de lado, a pesar que es la estación que visibiliza los dramas, debemos reflexionar acerca de las causas del abandono que sufren estas personas, partiendo de conceptos sociales que sirven para explicar el origen, primero de la pobreza, y plantar soluciones a largo plazo.

Bolivia es un país pobre y, por tanto,, tienen que haber pobres. Esta manera fatalista de pensar construye mentalidades limitadas e insensibles. Este país no es tan pobre como parece, ni el número de personas que vive en la extrema pobreza es irreversible.

Ya expertos y estudiosos han sentenciado que es la deficiente distribución de la riqueza quien aumenta el número de pobres.