Instrucción y educación
18 de junio de 2012 (20:38 h.)
La educación es la más desatendida en nuestro país. Muchos la quieren reformar, pero fracasan en su intento. En la mayoría de las unidades educativas ya no motivan el desarrollo integral de los seres humanos, están felices con la repetición de datos. Es raro ver la construcción de habilidades para responder adecuadamente a los desafíos de la vida, vivimos anclados en el pasado, añorando cosas que desconocemos. Enfatizamos en la instrucción enciclopédica de preguntas y respuestas antes que a la creatividad. Damos más cobertura a los actos deportivos que a las competencias intelectuales.
Es ya tiempo de tener una verdadera revolución educativa que transforme nuestra manera de ser, logrando que el pensamiento boliviano esté de acuerdo con los avances universales, logrando que los aprendizajes se plasmen en hechos de superación, incentivando a la investigación, la búsqueda de la verdad y otros. Tenemos que recuperar el valor de la palabra para que nuestras diferencias sean consensuadas mediante el diálogo y no así por medio de la imposición “de las mayorías”. La educación comienza en el vientre de la madre y nunca termina. No está supeditada a los cambios estacionales para no llamar al descanso pedagógico “vacación de invierno” o al cambio superficial, una reforma. Hasta el momento los pocos cambios en la educación partieron de las autoridades nacionales sin la participación de los sujetos de la educación: los alumnos y sus progenitores, estamos dedicados a la forma por lo que el control social en la educación es un soberano saludo al viento.
Somos responsables de la educación, aprendamos a ser coherentes, que nuestro hablar refleje nuestro pensamiento y ambos nos lleven a accionar en busca del bienestar de todos.