Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Al pueblo argentino

Al pueblo argentino
La noticia de la semana ha sido la nacionalización del 51 por ciento de las acciones de la transnacional Repsol, que pasaron a manos del Estado argentino representada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

Esta es la empresa insignia de Argentina y que fue privatizada con el vendaval neoliberal de Menem. La soberana acción decretada por el gobierno de Cristina Fernández fue un bombazo en los centros financieros del mundo capitalista y en los órganos políticos como el Parlamento de la Unión Europea, el Congreso de Washington y por supuesto en el gobierno de Rajoy y las Cortes de España. Así se llama todavía el Parlamento de este anacrónico reino cuya cabeza, el rey Juan Carlos, salió mal parado por otra razón más, que no tiene que ver con la bofetada de la nacionalización de la Repsol.

El rey, literalmente, “metió la pata” y se fracturó una cadera. Hombre ya mayor se fue al África a cazar elefantes y pagó por pieza obtenida 45.000 euros. Depredador, como la Repsol, divulgó sin ningún reparo una fotografía en la que aparece empuñando una escopeta junto a un elefante con la trompa revuelta, contra un tronco, acaso en el último intento del animal por sobrevivir. El rey ha pedido disculpas al mundo, aunque tarde, pues hace años se dedica a esta caza y justo de especies que están en peligro de extinción. Por poco se cumple el adagio de que no hay cazador de elefantes que muera en su cama.

Podríamos agregar, hoy, que no hay transnacional petrolera que no acabe nacionalizada. Repsol fue creada en 1986. En la actualidad opera en una veintena de países de todos los continentes. Es una transnacional de alcance mundial. Está también presente en Bolivia donde ¡Ojo! controla el 45 por ciento de la explotación y la venta de GLP. No ha sido ninguna empresa políticamente inmaculada. Protegió a dictadores como Obiang de Guinea Ecuatorial y a Uslom Karimov, hace 20 años presidente de Uzbekistán. Es que ambos países tienen petróleo. En el caso de Uzbekistán la mayor reserva del Mar Caspio.

La Argentina tiene profundas razones para nacionalizar Repsol. Cuando llegó allí, en la década del 90 y compró YPF lo hizo con deuda.

Aparentando inversiones, en realidad pagaba la deuda de la compra con ganancias de YPF. El ministro argentino de Economía, Hernán Lorenzino, presente en Washington para la reunión del G-20, ha dicho que “Repsol adquirió YPF para descapitalizarla y exprimirla financieramente”. Los ingresos y ganancias en la Argentina, según Lorenzino, sirvieron para “apalancar” inversiones en otros países.

El resultado, para la Argentina, fue que disminuyó la producción de gas y tuvo que importarlo. Con eso Repsol violó la ley de hidrocarburos y la ley del gas, vigentes en su país. Argentina está atacada por los cuatro costados. Pero muestra firmeza y goza de la solidaridad total de los pueblos.