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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La utilidad de las “cumbres”

La utilidad de las “cumbres”
El sustantivo "cumbre" ya contiene connotaciones de, primero, una reunión de elegidos (los presidentes en este caso) y, segundo, que sólo ellos podrán, en esas magnas alturas, solucionar los problemas de regiones y continentes.

Las "cumbres" presidenciales se suceden cada vez con más frecuencia dada la creación de zonas políticas y regiones económicas internacionales que reúnen a diversos países.

La más llamativa e importante es la Cumbre de las Américas, que convoca a los presidentes de las tres Américas con el objetivo de formar una estrategia común para resolver los problemas del continente, aunque en cada una hay gobernantes vetados (o por lo menos "invitados" a no acudir) y alguno que falta por algún problema gravísimo en su país.

En abril de este año se realiza una de estas reuniones de alto nivel en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, una de las más bellas del continente. Los días 14 y 15 los presidentes alternarán reuniones "decisivas" con banquetes y otras actividades.

Lo que se debe preguntar es que si algo trascendental se ha decidido y, lo que es más importante, se ha puesto en práctica, algo de las conclusiones de las siete Cumbres de las Américas realizadas hasta ahora. Estas reuniones van perdiendo importancia a medida que se realizan; algunos presidentes acuden a regañadientes y otros simplemente no van.

Las noticias que llegan de las sedes de estas reuniones, más relatan anécdotas políticas sabrosas que soluciones prácticas para los numerosos problemas de la región. También se sabe de presiones, pugnas, imposiciones, exigencias, en torno al texto -en ocasiones a una palabra- de la Declaración oficial al término del acontecimiento. Lobbystas, ministros, diplomáticos, que consiguieron introducir frases convenientes para sus países, se van satisfechos dejando algunos perdedores.

Sin embargo, de esas declaraciones sólo algún párrafo podría considerarse como algo práctico, rodeado de una maraña de retórica.

Y, hasta la nueva cumbre, para el oneroso periplo presidencial multiplicado por su séquito de ministros, funcionarios, secretarios, que significan un gasto que ningún país del continente se puede dar el lujo de gastar, pues todos, sin excepción son deficitarios.