Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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EN EL BOLÍVAR. LO QUE OCURRIÓ EN EL BOLÍVAR NO ES UN EPISODIO MÁS EN LA EDUCACIÓN, ES UN HECHO IMPORTANTE Y LOS CLAVELES BLANCOS MARCARON HISTORIA DE LA BUENA EN EL HISTÓRICO ESTABLECIMIENTO.

Los claveles blancos marcaron historia

Los claveles blancos marcaron historia
Lo que ha ocurrido el jueves en el Colegio Nacional Bolívar de esta ciudad cuando diez estudiantes mujeres finalmente ingresaron a pasar clases obsequiando claveles blancos a sus futuros compañeros de aula, resulta un simbolismo hermoso de paz y amistad, pero va más allá del mismo,  expresa que los derechos de las personas, y en este caso de las mujeres que pretendían ser excluidas, se imponen por encima de la intolerancia.

En el conflicto del colegio Bolívar primaron actitudes retrógradas y que en determinado momento casi logran su objetivo. Como en todo evento de esta naturaleza donde no existe razonamiento ni el mínimo resquicio de argumentos que puedan abrir un debate racional, la estridencia de los gritos y de la violencia buscaba ganar espacios en la opinión pública, pero estos intentos resultaron fracaso estrepitoso. No había razón y la que se esgrimió de manera subterránea en determinado momento en sentido de que el establecimiento cumpliría cien años de vida y por ello se debía respetar su tradición de colegio de varones, resultó absurda porque en vez de plantear cierto convencimiento, lo que reflejó fue el retroceso mental.

En el balance de este conflicto lo que se debe rescatar es que el mismo ha servido para consolidar que los principios de igualdad, equidad y de género están claramente reconocidos no sólo por las normas constitucionales y por otras leyes en vigencia, sino en el seno de la sociedad, y en este caso hay que hablar de la cochabambina, pues se notan avances importantes en los postulados de la igualdad de derechos, de la dignidad de las mujeres y de manera extensiva quedan atrás algunas prácticas exclusivas.

Se deja la lección de que las posiciones intransigentes y que en ciertas circunstancias tienen aristas de racismo, ya no pueden prevalecer en una sociedad que día a día lucha por lograr que las taras sociales de un pasado reciente, vuelvan al presente. Por ello mismo, la lección de lo ocurrido en el colegio Bolívar debe asimilarse en su aprendizaje a otros colegios que en La Paz persisten en mantenerse en la exclusividad de la enseñanza sólo para varones y apartarse casi por la fuerza de la educación mixta.

En el conflicto del Bolívar el apoyo del colectivo social a las alumnas rechazadas fue un hecho tan inobjetable que pese a los días de duración del problema, había determinado que las posiciones que les cerraban las puertas, se caerían en el abismo. Pero al mismo tiempo el trabajo de las autoridades, a partir del Concejo Municipal, de instituciones que defienden los derechos de las niñas, de los niños y adolescentes, del Ministro de Educación y de organizaciones como la Oficina Jurídica de la Mujer ejercitaron un rol firme y sobre todo de principios.

Si por un lado se hicieron respetar las leyes y las autoridades actuaron de acuerdo a su mandato y las instituciones cumplieron con su rol, por otra parte, la voz de la gente resulta, como casi siempre, una presión que no necesita salir en manifestaciones callejeras ni en demostraciones de fuerza, sino que con la fuerza de su conciencia, siempre desplaza a la intolerancia y a quienes aún no quieren darse cuenta que vivimos otras épocas donde cada día se debe luchar por los derechos, la dignidad y la libertad de las personas. Lo que ocurrió en el Bolívar no es un episodio más en la educación, es un hecho importante, en el cual los claveles blancos marcaron historia de la buena en el histórico establecimiento.