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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El miedo a la mujer

El miedo a la mujer
Basta dar un vistazo, o escuchar, a los medios de comunicación en el planeta para darnos cuenta de que el sexo femenino no sólo es objeto de discriminación solapada o abierta, sino que se lo enfrenta, confronta y daña en una especie de guerra permanente que en algunos casos llega a extremos totalmente bestiales como el de la mutilación genital. Para peor, tal expresión aberrante se practica, aparte de la esfera pudenda, en muchos campos de la estructura psíquica y fisiológica de la mujer donde hasta científicamente se provocan en su persona grandes desajustes que tarde o temprano le causan daños irreparables, ejemplificándose ello con las mundiales campañas, científicamente orquestadas, sugestionando que la “flacura” es un atributo de alta inteligencia que eleva hasta niveles de admiración y respeto.  Lo mismo con el campo de las intervenciones quirúrgicas, dizque de “estética”, que producen en la persona enormes descompensaciones las cuales tarde o temprano llevan, incluso, hasta la muerte.

Al parecer tal ataque permanente provendría exclusivamente del hombre, quien ejercitando su poder de macho dominante, muestra tal atributo buscando y encontrando mil maneras de ponerlo en práctica. En la realidad no es así. Una gran parte de las mismas mujeres, ya sea por temor, por problemas psíquicos o coacciones religiosas, además de comerciales, coadyuvan en la tarea con toda una serie de pretextos para justificarse. Claro, y cercano, ejemplo de esto lo tenemos actualmente en lo que viene pasando con la torpe intervención de padres de familia, entre los que destacan una buena cantidad de madres, para evitar la inclusión de alumnas en un colegio tradicionalmente de varones. ¿Dónde ingresa en lo anteriormente citado lo del “miedo” a la mujer? Pues por la sencilla razón de que este componente de la evolución tiene la potestad de generar vida llevando en sus manos,o más claramente: en sus entrañas, el enorme poder de darla o evitarla. Aspecto que consciente o subconscientemente, genera un profundo miedo cuya manifestación más humana es la de la violencia. Por lo tanto el género femenino permanentemente se encuentra equilibrándose en ese filo de la navaja ante la mirada temerosa del macho de la especie, y la celosa envidia de muchas de las de su propio sexo que por distintas razones, intimas y desequilibradas, no se creen merecedoras de tal privilegio. Este miedo puede manifestarse ya sea evitando a la mujer el placer del orgasmo como en el caso de las mutilaciones, o prohibiendo que una joven revolotee el instinto natural del hijito de mamá, sentándose a su lado en un establecimiento educacional.