En el barrio de Luz, tristemente conocido como Crackolandia, la droga se vende y se consume abiertamente en las calles, o bajo carpas improvisadas que sirven de refugio a los adictos.

En esta parte de la ciudad de Sao Paulo, el gobierno local ha puesto en práctica un programa que busca acabar con la "epidemia de crack".
El plan, con un presupuesto de 2.234 millones de dólares, conjuga tres acciones: prevenir, cuidar y reprimir un flagelo que, según cifras oficiales, ha empeorado sustancialmente en los últimos años.

Entre el 2003 y el 2011, el número de casos de "dependencia química" aumentó "por diez" en Brasil. Esta galería hace un recorrido por la trágica realidad que viven los habitantes de Cracolandia.

Un hombre prepara una pipa de crack en medio de la calle, cerca de la estación de Luz, en Sao Paulo, en un barrio tristemente conocido como Crackolandia.