El cuerpo sin vida de una joven estudiante de la Carrera de Administración de Empresas fue encontrado ayer en la madrugada en uno de los pasos a desnivel del puente 14 de Enero (más conocido como Quillacollo). Reyna Gisela Contreras Céspedes, de 23 años, tenía el cráneo destrozado por la caída que sufrió desde la baranda de uno de los accesos al puente. Reyna Gisela salió el jueves con su hermana Indira (20), después de cerrar la caseta de venta de material escolar que su padre, Ismael Contreras, atiende regularmente en la calle Tarata y San Martín.

El padre fue a reunirse con sus amigos por la fiesta de Compadres y dejó el puesto encargado a sus dos hijas. Ambas cerraron la caseta a las 21:00 horas y se fueron hasta su casa de la avenida Circunvalación y Beijing para cambiarse de ropa. Se habían comprometido a salir con sus amigos a un karaoke. Indira Contreras contó ayer a este diario, que salieron “con unos amigos de colegio” y que a las cuatro de la madrugada ella quiso irse por el cansancio. “Cuando yo decido irme, mi hermana siempre me sigue porque me cuida, pensé que me seguiría pero llegué en taxi a mi casa y ella no venía, me dormí”, dijo llorando. Indira dejó a su hermana con tres amigos varones y una mujer en el karaoke. Una vendedora de los kioskos asentados en la avenida Costanera le dijo a Red Uno que vieron a Reyna Contreras comiendo trancapechos y luego discutiendo con un grupo, pero no supo cómo cayó del puente. “Mi hermana era optimista, responsable como una mamá para mí y mi hermano menor, jamás se habría suicidado, ella no era depresiva, todo lo contrario, no sé qué le pasó”, asegura Indira. El padre cree que empujaron a su hija. La autopsia confirmó que no tenía más lesiones que el traumatismo en la cabeza.