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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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La educación liberadora

La educación liberadora
El proceso educativo de liberación comienza en la propia conciencia. Todo auténtico proceso educativo debe llevar a la conquista de la libertad. El objetivo de este modelo educacional es llevar al educando a un cambio personal que se traduzca en un cambo socio-político para bien de toda la sociedad. La educación liberadora critica el reducir este proceso a depositar datos y conocimientos en la mente de los educandos así como trata de superar y erradicar las tendencias individualistas y competitivas en el alumnado que, por desgracia, están tan presentes en nuestros centros de formación.

Muchas malas prácticas educativas en vez de incentivar la creatividad y la criticidad más bien las reprimen o las infravaloran. Los procedimientos autoritarios y paternalistas impiden que los alumnos desarrollen sus propias inquietudes e iniciativas.

La educación liberadora del conocimiento es comprendido como un proceso y no como un acto mecánico de la mente. No se debe juzgar a las personas predominantemente por su inteligencia. La razón está siendo superada por la comprensión. El conocimiento no se construye sólo con la razón, sino también en base a sensaciones, emociones e intuiciones. El profesor o la profesora no deben ser considerados como sujetos y protagonistas en la relación pedagógica sino como relaciones entre los sujetos de las prácticas educativas.

El diálogo surge como el camino y un desafío metodológico para el éxito del quehacer educativo. El diálogo es encuentro de personas mediatizadas por los problemas personales y sociales en los que se desarrolla su existencia.

La educación liberadora no es transmisora de conocimientos. Es una educación problematizadora en los educadores y los educandos para crear en lo posible una relación dialógica. El modelo de educación liberadora se basa, fundamentalmente, en los aportes originales de Paulo Freire. Las bases principales de este método están en la concientización, la liberación personal y socio-política y el diálogo. El proceso educativo es constante ejercicio hacia la liberación, al descubrimiento de los problemas y de sus soluciones, al ejercicio de la creatividad y desarrollo de la criticidad. Se busca un cambio estructural de la sociedad de modo que se puedan superar las relaciones de dominación, de discriminación de competitividad, la explotación para lograr construir relaciones de paz, de justicia, de participación, de complementariedad pasando de la confrontación a la complementariedad, y de la dominación a la colaboración. De ahí que las estrategias educacionales deben ser siempre dialógicas y participativas. En la medida en que las tentativas individualistas y de competitividad van siendo superadas, las actitudes de respeto