Sospechan que empresas brasileñas alquilan aviones para llevar droga
30 de enero de 2012 (11:06 h.)
Muchas empresas brasileñas, que ofertan vuelos en rutas comerciales y se dedican al alquiler de avionetas, estarían vinculadas con el negocio ilícito de las drogas, debido a que desviarían itinerarios de vuelos para arribar a territorio boliviano con el fin de trasladar sustancias controladas, según las declaraciones del director General de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), coronel Gonzalo Quezada.
La autoridad policial afirmó que a raíz de este fenómeno se busca coordinar acciones conjuntas con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) para mejorar el control aéreo, principalmente en la extensa frontera compartida entre Bolivia y Brasil, territorio donde efectivos antinarcóticos identificaron la existencia de una importante cantidad de pistas de aterrizaje clandestinas.
“La Fuerza Aérea nos tiene que cooperar con el control riguroso, la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil) debe apoyarnos, pero, sin embargo, nosotros hemos desarrollado algunos sistemas que van a ser efectivos como un control migratorio y un control de aeronaves, principalmente en los planes de vuelo, eso implica también que vamos a tener una actividad muy fuerte para aquellas aeronaves que cambian sus itinerarios o sus planes de vuelo”, alertó el jefe policial, según GaiaNoticias.
Registros de la Felcn indican que existen por lo menos mil pistas clandestinas en todo el territorio nacional, la mayor parte usadas por traficantes de drogas extranjeros que emplean aviones Cessna 206 para sacar cargamentos de más de una tonelada de cocaína. Este tipo de aviones necesita solo un espacio de 200 metros para despegar y aterrizar, característica aprovechada por los ‘narcos’ para camuflar estas plataformas.
El problema no solo se presentaría con Brasil, sino también con Paraguay y Argentina, naciones desde las cuales despegan avionetas con dirección al oriente boliviano, alterando o sin declarar sus salidas.
Datos oficiales manejados por la Administradora de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA) indican que en Bolivia existen 38 aeropuertos públicos, sin embargo, no existen registros sobre las pistas ‘privadas’ que son usadas por aeronaves pequeñas.
La autoridad policial afirmó que a raíz de este fenómeno se busca coordinar acciones conjuntas con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) para mejorar el control aéreo, principalmente en la extensa frontera compartida entre Bolivia y Brasil, territorio donde efectivos antinarcóticos identificaron la existencia de una importante cantidad de pistas de aterrizaje clandestinas.
“La Fuerza Aérea nos tiene que cooperar con el control riguroso, la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil) debe apoyarnos, pero, sin embargo, nosotros hemos desarrollado algunos sistemas que van a ser efectivos como un control migratorio y un control de aeronaves, principalmente en los planes de vuelo, eso implica también que vamos a tener una actividad muy fuerte para aquellas aeronaves que cambian sus itinerarios o sus planes de vuelo”, alertó el jefe policial, según GaiaNoticias.
Registros de la Felcn indican que existen por lo menos mil pistas clandestinas en todo el territorio nacional, la mayor parte usadas por traficantes de drogas extranjeros que emplean aviones Cessna 206 para sacar cargamentos de más de una tonelada de cocaína. Este tipo de aviones necesita solo un espacio de 200 metros para despegar y aterrizar, característica aprovechada por los ‘narcos’ para camuflar estas plataformas.
El problema no solo se presentaría con Brasil, sino también con Paraguay y Argentina, naciones desde las cuales despegan avionetas con dirección al oriente boliviano, alterando o sin declarar sus salidas.
Datos oficiales manejados por la Administradora de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA) indican que en Bolivia existen 38 aeropuertos públicos, sin embargo, no existen registros sobre las pistas ‘privadas’ que son usadas por aeronaves pequeñas.
