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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Teoría de la elección

Teoría de la elección
La fuente de la sabiduría asociada a la toma de decisiones inteligentes que busquen la felicidad o bienestar se encuentra en el libro de libros, la Biblia. Los seres humanos en general, somos desorganizados, nos excedemos en proyectar nuestro ego, alejándonos de Dios y por ende desvirtuando nuestro propósito existencial.

Cotidianamente tomamos decisiones; es decir, elegimos por lo menos en teoría, buscando la mejor relación beneficio versus costo de oportunidad, destacando que la elección eficiente y eficaz debe asociarse al respeto de los principios y valores legados por nuestro Ser Supremo.

El consumismo con deformación del libre albedrío nos complica, el individualismo y la mala interpretación de la libertad complejizan el modelo social. El comportamiento humano se encuentra alejado de la meditación y la búsqueda de la perfectibilidad, desde que se inventaron los pretextos, nadie cede, destacando el indicador de divorcios y atropellos a la seguridad humana que se tienen a nivel mundial, en el que la comunicación sincera es, prácticamente, inexistente.

La elección debe ser eficiente, con un costo de oportunidad mínimo que traduzca bienestar. Empero, no puede haber bienestar con elección individualista, que irrespete al resto de los seres humanos. Elección implica racionalidad en el plano individual que posibilite la gestión del bienestar social que, por supuesto, considere el legado socialista de Jesús, porque el resto, son sinvergüenzas que no tienen idea de lo que es la palabra gestión, ejercicio del poder y la posibilidad de hacer praxis efectiva de la equidad, y al que le llegue el “guante que se lo chante”, sea religioso, beato o gobernante.

El siglo XXI demuestra incapacidad de gestión y, por ende, toma de decisiones ineficientes, el deterioro del medioambiente y sus efectos en la salud mental y física a partir de un conjunto de interacciones aceleradas que afianzan la maldad que destaca corrupción.

Los japoneses hablan del error cero, ello se llama teoría de la calidad. En nuestro país hablamos de transparencia, y cómo podemos hablar de lo enunciado si nuestros gerentes no encuentran equilibrio cognitivo, vivencial y emocional con asidero en Dios. Cómo podemos garantizar calidad institucional y transparencia si estamos alejados de la energía positiva y peor, si no entendemos la diferencia o complemento entre modelo y concepto operacional útil para el desarrollo alejado del materialismo excesivo y decadente, recordando a los desesperados, que la concentración del poder no implica eternidad, ya que nadie está libre de la desgracia, mejor dicho, si están libres de la desgracia los que no han abandonado su compromiso con Dios.