Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:53

LA DIRECTORA COLOMBIANA HABLA DE LOS DESAFÍOS DEL PERIODISMO FRENTE AL CONFLICTO, AL INTERNET Y AL NARCOTRÁFICO

“Los periodistas tienen que bajarse de su pedestal”

“Los periodistas tienen que bajarse de su pedestal”

¿Cuáles son los desafíos del periodismo en Bolivia frente a la irrupción de un torbellino de información casi gratuita a través de las redes sociales y el internet?, le preguntamos a la reconocida periodista colombiana María Teresa Ronderos, conferencista internacional que fue invitada por el Centro Carter a nuestro país para compartir su experiencia.

Para la directora de la revista “Semana” de Colombia, el problema del periodismo clásico es que, al ser por mucho tiempo la única fuente de información para la gente, se acostumbró a que su público no tuviera otras alternativas para elegir. Sin embargo,  ahora el internet provee una fantástica alternativa porque, de pronto, los ciudadanos se convirtieron en los productores de información que no eran antes.

“Internet no es un soporte más, es una revolución y significa el final del periodismo tal y como se ha vivido hasta ahora; la tiranía de los medios se acabó y para sorpresa de todos, si alguien quiere decir algo, ahora lo dice sin la intermediación de los medios”, explicó la autora de varios libros sobre periodismo.
YA NO HAY PONTÍFICES Los periodistas dejaron de ser los pontífices de la información, ya no son los filtros y validadores de la misma. “La gente ya no nos necesita para enterarse de muchas cosas, los canales de televisión, las radios y periódicos ya no son sitios fijos a los que acude la gente para saber qué pensar”. En cambio el internet es un lugar por donde uno “pasa”, y de paso se informa.  En el internet las personas eligen en qué orden leerán las notas que le interesan, los editores ya no pueden imponer lo que es importante para ellos. A través del Facebook y el Twitter se envían fotos e información en segundos.  

“Al periodismo le toca  entender que le llegó la competencia y que tiene que ofrecer una información a la que la ciudadanía no pueda acceder en internet”, recomienda Ronderos. Por ejemplo, si una persona quiere saber qué piensa Evo Morales del TIPNIS, le basta con hacer un click y entrar a la página web de la Presidencia o a su blog. Allí encontrará fotos e información “en original”.
¿QUÉ HACER? “¿Para qué vería yo un canal o compraría un periódico que me dice exactamente lo mismo, pero copiado? Eso ya no le interesa al ciudadano, lo que diferencia al periodista del sinfín de productores de información es la contrastación profesional de fuentes, es el único que puede ofrecer  esto”, asegura Ronderos. Los medios que tienen una sola visión, no sólo pierden publicidad, sino también público.

PEDESTAL El segundo consejo de la conferencista es más duro, pero real. “Los periodistas tienen que bajarse de su pedestal, antes creían que lo sabían todo, que tenían la primicia, la pepa y que el resto era ignorante, la actitud del periodista debe cambiar radicalmente porque ahora debe construir información junto al público”.

Hay directores y editores de medios de comunicación que prefieren cerrar los ojos ante el internet y pensar que es sólo un espacio donde se dicen cosas que no quedan. Es un gran error. En las redes sociales los editores pueden hallar formas de conseguir la interacción directa con expertos en determinados temas: el “fuenteo en la multitud”. Para sobrevivir los medios están obligados a pensar en cómo aumentar su relación con su público y cómo servirle mejor.
ANTE EL CONFLICTO Bolivia es una sociedad muy polarizada desde la mirada de María Teresa Ronderos. Y ante una altísima conflictividad lo más seguro que puede hacer un periodista es redoblar su capacidad de verificar la información, disminuir la cantidad de opinión y la cantidad de epítetos y, más bien, dedicarse a sustentar todo lo que está pasando con investigación, documentos, testimonios y hechos, desnudar el conflicto y con rigor, contarle al público los intereses que están detrás de cada antagonista en un conflicto, para que tome su propia decisión. El periodista debe ser un estimulador del debate, nunca un pontificador. Debe cualificar el debate proveyendo información profesional.

El periodismo no calla ante el narcotráfico

Los periodistas no pueden guardar silencio ante el narcotráfico. No es su tarea guardar silencio. Su misión es informar, pero en sociedades donde el narcotráfico se ha expandido, no pueden hacerlo como si fuese cualquier otro tema. “Los jefes, editores, directores y dueños de los medios de comunicación deben empezar, ya, a desarrollar protocolos de seguridad para su gente.

“Por ejemplo, un editor debe saber siempre dónde están los periodistas que cubren esta área, comunicarse con ellos cada media hora”. En Colombia y México, por ejemplo, los periodistas no firman sus notas. Son asumidas por el medio. No se puede entrevistar a un “narco” por cuenta propia, debe haber una charla previa en la mesa de redacción. “Una periodista en Colombia fue tras lo que ella creía una primicia y cayó en una trampa, fue secuestrada por un narco conocido y murió en el fuego cruzado que generó su rescate”.

Las alianzas de medios son una opción importante. “Pueden aliarse entre medios de varios departamentos para publicar una información riesgosa, un narco no reaccionará ante 15 medios a la vez. Estamos en competencia pero en este campo hay que hacer un paréntesis porque hay valores por defender: la preservación de la vida y de las fuentes”. La sociedad tiene derecho a estar bien informada y es necesario contarle cómo el narcotráfico afecta las vidas de pueblos, de las familias, de los niños y cómo cambia la cultura.