Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 13:20

Saber cuándo cambiar

Saber cuándo cambiar
Hoy el mundo está de cambio y se realizan los cambios para hacer posibles los cambios. El punto de partida es que enfrentamos la necesidad de inducir cambios en algunos aspectos que hacen a nuestra sociedad y, por ende, a todos nosotros. Todos los caminos llevan a plantearnos la necesidad de ese cambio de actitud frente a las cosas. Los efectos sinérgicos en los esfuerzos de un colectivo se maximizan cuando más allá de las formaciones individuales comparten una verdadera actitud que los impulse hacia delante y plantear la guerra a las posturas pesimistas no es ignorar los riesgos, es cambiar la manera de pensar de modo que las oportunidades que tenemos no se pierdan en la maraña de nuestras preocupaciones.

Hoy aparece como una posición demasiado frecuente dentro del colectivo social la de esperar tanto de la vida, como del Estado o de las empresas distintas cosas dependiendo que estas situaciones parezcan ir tanto bien como mal, pero en realidad tanto las acciones que van bien como las que van mal dependen inexorablemente de la actitud y el esfuerzo de ese mismo colectivo reclamante. Para ello debemos aplicar las palabras sabias de un ex gobernante que decía: “no esperemos que puede hacer el Estado por nosotros, sino preocupémonos que podemos hacer nosotros por el Estado”. Todo esto es simplemente una posición de actitud para hacer los cambios de esta manera.

Para inducir un cambio, debemos accionar sobre nuestra motivación y ésta está motorizada por la profunda internalización de un valioso ¿por qué? y la respuesta es “porque podemos, porque gran parte de los resultados dependen de nosotros mismos y porque el cambio es imprescindible”. Esa motivación proviene de actitudes personales que van desde la honestidad, los valores aprendidos en la educación, la familia, la disciplina, el respeto a los demás y también en la actitud asumida hacia el trabajo, hacia el cumplimiento de las leyes, hacia la virtud de hacer cosas buenas, hacia el respeto a tener una oposición, la actitud hacia la vida, como hacer nuestras las cosas que hacemos y quererlas y darles nuestro mayor esfuerzo. En este momento de bonanza económica que tiene Bolivia no asumamos una actitud pasiva sino al contrario, debemos aprovechar este momento donde los precios internacionales de las materias primas que tenemos están altas y debemos generar e impulsar iniciativas de emprendimientos. Este es un gran momento para inducir los cambios que esperamos en construir aparatos de producción urbana, generar mayor agroindustria en áreas rurales y fomentar más la educación superior universitaria de nuestra juventud para forjar el mañana de mejor manera y estos cambios deben redundar en nuestro desarrollo general, personal, en el de las empresas y por ende en la sociedad en su conjunto. Estos cambios se aplican en la estabilidad política y la seguridad jurídica que busca el país. Esto implica el respeto a la propiedad privada y a las inversiones internas y externas para mostrar una imagen de estabilidad fuera de las fronteras. Esto es lo más importante en estos momentos, pero los procesos de nacionalizaciones que se han llevado a cabo en el país en los sectores de hidrocarburos, telecomunicaciones y minería nos perjudican en este campo y por tanto se está generando un círculo vicioso de falta de inversiones, crea desempleo y alta pobreza. Hagamos cambios para hacer posibles los cambios.