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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Denigración de la mujer

Denigración de la mujer
Desde hace unos años aparece publicidad de servicios sexuales, muchos abiertamente y otros escondidos detrás de masajes y otro tipo de servicios. Con el pasar del tiempo estos mensajes se vuelven más explícitos con descripciones irreproducibles y hasta con fotografías supuestamene de las mujeres que se ofrecen, u ofrecidas por sus proxenetas.

Libertad de prensa o resquicios de las leyes que permiten la prostitución (o no la prohíben) en nuestro país, las justificaciones existen. Pero, también hay un relajamiento ético que no hay ley que castigue, sino la propia conciencia y la deontología periodística.

Detrás de la prostitución, publicitada por los medios o simplemente ofertada en lenocinios, está la pobreza. Muchas de las mujeres que forman parte de las legiones que practican este oficio son menores y fueron reclutadas con promesas falsas de trabajo como empleadas u otras labores. Sólo cuando están solas a merced de sus “empleadores” se encuentran con que están endeudadas y sin más salida que vender su cuerpo con una esperanza cada vez más lejana de salir de esta situación a hacer una vida que alguna vez soñaron.

Si la explícita publicidad de prostitución es fácilmente detectable y directamente criticable, existe otra en la que la mujer es usada como un objeto o anzuelo para vender diversos artículos, autos, electrodomésticos, muebles. Si bien no es tan censurable como aquella, ésta convierte a la mujer en un accesorio sin respeto a su cualidad humana.

La cultura de la belleza física por encima de las cualidades espirituales juega un papel importante en la aceptación de ser valorada sólo por su cuerpo. Legiones de jóvenes se someten a operaciones onerosas, muchas veces con daños irreparables y, en casos, la muerte; de dietas insalubres y otras prácticas antinaturales, dan por resultado personas irreconocibles y aptas sólo para posar en sesiones publicitarias.

En estos tiempos en que la lucha de las mujeres ha logrado importantes conquistas, es inadmisible que la sociedad y las organizaciones de igualdad de género hagan la vista gorda respecto a miles de mujeres atrapadas en la cárcel de la prostitución y la deshumanización.

La lucha entre la dignidad de la mujer y su venta en cualquier forma debe ser permanente. Pero, hasta ahora parece ganar la segunda opción.