Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Zonas de peligro para construir viviendas

Zonas de peligro para construir viviendas
Las causas.

Como en todo desastre la mano del hombre está presente. En el derrumbe de casas en La Paz no se cumplen normas técnicas, se cortan cerros y falta prevención.


En algunos países centroamericanos han calificado a las viviendas que se construyen en lugares donde existe peligro de desmoronamiento por las precarias condiciones del terreno, con el nada agradable adjetivo de “muerte a domicilio”.

El derrumbe de viviendas donde no se ha realizado estudio de suelos o donde no hay la mínima opinión técnica, tiene diferentes causas, pero la principal, está en los bajos ingresos económicos de familias que unas veces ocupan tierras en forma ilegal para edificar algunos cuartos y progresivamente una casa con algunas reparticiones domésticas, y otras, adquieren los predios a precios bajos.

La desgracia que ocurre en la ciudad de La Paz tiene estos orígenes, aunque por la topografía paceña se debe tomar en consideración, precisamente, las características del suelo de una ciudad rodeada de cerros y promontorios, donde además la gente, le ha ganado terreno a los cerros, cortándolos o quitándoles las laderas. En La Paz se dice que una característica es el corte vertical del terreno, en una especie de ele, lo que le quita el soporte del cerro.

A esto se añade el humedecimiento progresivo del suelo por las corrientes hídricas subterráneas que crecen en la época lluviosa.

Esta situación la conocen los paceños y está en casi todos los diagnósticos que se han realizado hasta el momento, pero muchas autoridades y propietarios de las viviendas en zonas peligrosas han preferido observarla de reojo, porque se trata de un problema que debería se encarado con estudios técnicos que reorganice la ocupación urbana y que solucionen, al mismo tiempo, el problema social con nuevos planteamientos de asentamientos humanos.

En esta época de lluvias los deslizamientos que se han registrado en el este y sur paceño han afectado casi cien hectáreas y unas 5 mil personas de unas 800 familias han quedado sin techo y casi todas lo han perdido todo. Las imágenes de cerros que se deslizan hacia abajo arrastrando consigo casas, muebles, vehículos y otros enseres son elocuentes de una situación que tiene que ver es cierto con la fatalidad, pero que no se puede desconocer que implica también, como en todo desastre, la mano humana, que contribuye a que estos acontecimientos se sucedan, cuando por ejemplo, en este caso, no se cumplieron normas para la construcción en tierras que se sabía no eran las más aptas para la habitación de la gente. Las zonas de riesgo generalmente no cuentan con agua potable, energía eléctrica y alcantarillado y muchos de los deslizamientos se originan porque carecen de un adecuado sistema de canalización de aguas, entonces se sobresatura la tierra y cuando llueve el terreno tiende a caer.

No se puede pasar por alto que otro aspecto que incide en el uso de estos terrenos tiene relación con el enorme flujo que emigra del campo a la ciudad y busca un terreno.

Lo que ocurre en La Paz, salvando las características propias de aquellas tierras, acontece también en Cochabamba. Hay cerros que fueron ocupados y dejaron de ser verdes para dar paso a las casas, ahora mismo en la carretera antigua a Santa Cruz se ven pequeños cuartos construidos, en cerros que se destinaban al pastoreo, lo que ocasiona deforestación y cuando llueve se sobresatura de agua.

El derrumbe de casas de La Paz, desde el pasado fin de semana, más allá de la fuerza de las lluvias, tienen su explicación en los factores anotados y en otros, donde la pobreza y el desempleo no están ausentes.